Por Adrián Freijo – La frase característica de nuestro querido Cholo pinta de cuerpo entero la realidad de quienes ejercemos esta profesión y nos encontramos en momentos decisivos.
Habrá observado el lector de LIBRE EXPRESIÓN que durante algunas jornadas hemos estado lejos del ritmo de información que es el habitual en nuestro portal. Y es que algunos inconvenientes en el proceso de salud que estamos atravesando y que se complicaron en las últimas horas, nos obligaron a un parate no deseado que ojalá no debiera repetirse.
Pero que deja lecciones y aprendizajes….
Uno puede ponerle toda la garra y el optimismo al proceso que le toca afrontar -y vaya si vamos a seguir haciéndolo- y mantenerse firme en eso de no andar preguntándose el porqué de lo que le ocurre.
El saber que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y que ello es inexorable, debe ser una norma que no nos consuele tontamente sino motivo suficiente de serenidad para entender que el destino camina delante nuestro y no podremos torcerlo ni alcanzarlo al arbitrio de nuestros caprichos y voluntades.
Una trombosis que se inició en una pierna y se disparó al pulmón -y nos sorprendió en la última etapa del hermoso periplo carioca- nos puso en riesgo crítico y nos mantuvo en internación intensiva por algunos días. Y si bien lo peor ya ha pasado, el proceso de rehabilitación para evitar repeticiones no será ni fácil ni rápido. Máxime cuando todo está vinculado a las consecuencias del tratamiento básico de quimioterapia que estamos recibiendo.
Pero hoy ya estamos de vuelta, con ganas de escribir, te trabajar y -como diría nuestro querido Cholo- tratando de no jubilarnos.
Queda mucho por hacer, queda mucho por pelear y mucho más por ganar.
Gracias a todos los que nos hicieron llegar su apoyo y nuestra comprensión no exenta de pena a quienes, en privado, nos expresaron sus buenos deseos «pero sin que se enteren los jefes porque se enojan con nosotros si te mostramos solidaridad».
Ya lo decían sabiamente Horacio Guarany y Armando Tejada Gómez en los versos de su canción: «Estamos prisioneros, carcelero; yo de estos torpes barrotes, ¡Tú del miedo!».
Ahora, a seguir luchando por la vida y por el periodismo…