El Teatro Güemes y la muerte del esfuerzo privado y la inversión

El Teatro Güemes de Mar del Plata cerró sus puertas. Tras 17 años de funcionamiento, el lugar que fue casa del espectáculo local, nacional e internacional ya es pasado.

Javier Faroni y Pablo Pérez Iglesias, son los de este lugar emblemático desde 2007 y según contó este último, los motivos que llevaron al cierre de la sala “son los mismos de siempre”: número decreciente de espectadores, competencia desleal de los recitales gratuitos y críticas injustificadas a los valores de las entradas en Mar del Plata, “cuando son más económicas que en Carlos Paz”.

«Lo que ocurre en Mar del Plata es que hay una disminución grande de la torta de espectadores que concurren al teatro desde hace algunos años. Eso hace que cueste más conseguir espectáculos para traer y para programar. Crisis no hay en el teatro porque a lo mejor en Buenos Aires o en Carlos Paz un mismo espectáculo funciona», dijo Javier Faroni, quien también apuntó a «la competencia desleal que suponen los recitales y espectáculos gratuitos que la dirigencia política monta en los veranos marplatenses sin tener en cuenta el esfuerzo de inversión que hacemos los productores».

«Los inviernos siempre fueron difíciles, pero ahora también los veranos son más complicados». Mantener la sala abierta en esta tendencia de fuerte restricción de la actividad sería «como luchar contra los molinos de viento», dijeron ambos para explicar la dolorosa decisión.

Lo cierto es que el Güemes ya no abrirá sus puertas y que como en cuestiones que tienen que ver con el comercio -que debe competir con las ventas «ambulantes» en desigualdad de condiciones y ante la indiferencia de las autoridades- también en su sentencia final aparece el fantasma del abuso político que continúa despreciando el esfuerzo privado.

Y eso también es un teatro: aquél en el que se pone en escena el fracaso del esfuerzo y la inversión en la Argentina.

Teatro que, por cierto, seguirá abierto por largo tiempo…