A pesar del aplomo que intentan transmitir los gobernantes europeos, la población percibe que el terrorismo es el que marca el paso y que un nuevo atentado está cercano.
A una semana de la ejecución de los hermanos Cherif y Said Kouachi y de Ahmed Coulibaly, la psicosis se apoderó ayer nuevamente de Europa, cuando los gobiernos de la región subieron los niveles de alerta antiterrorista y las fuerzas de seguridad lanzaron operativos en Francia, Bélgica y Alemania, en los que detuvieron al menos a 27 supuestos yihadistas. Un día después de la muerte de dos sospechosos en redadas en Viviers, Bélgica, las autoridades pasaron a la ofensiva, en un esfuerzo por prevenir nuevos atentados.
Doce de los sospechosos fueron apresados en los suburbios de París. Según las autoridades, estarían vinculados con los atentados de la semana pasada. En tanto, trece fueron capturados en Bélgica y los dos restantes cayeron en Berlín, por vinculaciones con Estado Islámico.
El recuerdo de los ataques al semanario Charlie Hebdo y a un supermercado kosher aún estaba fresco en París y el resto del continente. Según los servicios de inteligencia internacionales, habría veinte células terroristas dormidas listas para actuar en Francia, Alemania, Bélgica y Holanda. Esas fuentes, citadas ayer por la cadena norteamericana CNN, calcularon que esos grupos estarían integrados por entre 120 y 180 personas. Además, advirtieron que el riesgo de nuevos ataques es “inminente”.
Miedo. Bélgica amaneció ayer con la amenaza terrorista en la tapa de todos los diarios, tras la muerte de dos hombres cerca de la frontera con Alemania y Holanda. “Se desmantelaron varias células terroristas cuyo objetivo era matar a policías. Tenían todo lo necesario para cometer un atentado”, informó a la prensa el magistrado federal Thierry Werts. “La investigación llevaba abierta desde antes de los atentados de París”, agregó el juez, quien señaló que se incautó un “arsenal de armas”, entre las que habría explosivos, documentos falsos y uniformes policiales.
Las trece detenciones tuvieron lugar en Verviers, Molenbeek, Berchem-Sainte-Agathe, Anderlecht y Lindekerke. Tanto la Justicia como el gobierno belga dieron por finalizada la operación “sobre el terreno”. El primer ministro del país, Charles Michel, solicitó que la próxima reunión informal de jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE), prevista para el 12 de febrero, impulse “medidas concretas” contra el terrorismo.
Dolor. En Francia, el multitudinario funeral de Stephane Charbonnier, director de Charlie Hebdo, estuvo marcado por una marea de aplausos, discursos de dirigentes políticos, de familiares y amigos, y música en vivo.
Esa misma jornada, el presidente François Hollande recibió al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, quien depositó una ofrenda floral frente a la redacción del semanario satírico. “Compartimos el dolor del pueblo francés”, afirmó, al intentar reparar la ausencia de altos funcionarios de su país en la marcha republicana del último domingo.
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad detuvieron a doce personas, que presuntamente habrían prestado “apoyo logístico” a los terroristas, a los que les cedieron departamentos, armas y vehículos. Los investigadores buscaban rastros, tanto en Francia como en el extranjero, de cómplices de los tres yihadistas abatidos el pasado viernes. Entre ellos, están tras los pasos de Hayat Boumeddiene, la esposa de Coulibaly, que voló a Estambul y, luego, viajó a Siria.
Al igual que luego de los atentados en Madrid y en Londres, los operativos policiales recobraron notoriedad, cuando Europa camina sobre la delgada línea que separa la seguridad de la islamofobia.
Toma de rehenes con final feliz
Otro episodio quebró ayer la calma en París, cuando un hombre tomó dos rehenes en una oficina de correos. El joven se entregó a la policía y liberó a los cautivos. Según aclararon las autoridades, el episodio no estuvo vinculado con los ataques terroristas de la semana pasada, sino que se trató de un episodio aislado.
“No hubo asalto, el hombre se rindió solo y los rehenes salieron conmocionados, pero no heridos, informó la policía francesa. El autor de la toma de rehenes tenía antecedentes por delitos comunes y la policía descartó rápidamente cualquier vínculo con los ataques contra Charlie Hebdo y un supermercado kosher, que dejaron 17 muertos.
Según los primeros elementos de la investigación, el hombre ingresó solo a la oficina de correos y varios clientes lograron huir. En diálogo con la policía, aseguró estar armado con Kalashnikov y granadas.