Falsear datos: la estrategia elegida por el gobierno para la campaña

RedacciónUn día anuncia récord de exportaciones y al siguiente se conoce que se frenaron importaciones imprescindibles para la economía. Mentir y manipular datos es el camino elegido.

En las últimas semanas se multiplicaron las quejas de distintos sectores por el freno a las importaciones por parte del Gobierno.

El rubro deportivo es uno de los más afectados y las grandes cadenas están trabajando con importantes faltantes y en la mayoría de los productos (zapatillas y también indumentaria) están trabajando con stocks al límite porque no hay reposición de lo que se vende.

Las automotrices también vienen hace ya algunos meses con problemas para importar unidades; es nulo el ingreso de autos de alta gama, pero además entra poco de gama media.

La falta de stock se hace cada vez más visible en bazares, artículos de decoración y mueblerías, que tienen cada vez más dificultades para ingresar productos y lo poco que les queda se vende a precios exorbitantes.

Las mayores restricciones coinciden con un panorama cambiario más complicado.

Cayó fuerte la liquidación de dólares del agro, como sucede en esta época del año y así se espera hasta diciembre. La consecuencia es que el Banco Central sufrió una importante pérdida de reservas en parte por motivo de la incertidumbre electoral.

Desde fines de agosto van más de USD 1.200 millones, además de los USD 1.900 millones que se usaron para pagarle al FMI esta semana. USD 3.100 millones que movieron al gobierno a optar por el freno a las importaciones para no tener que utilizar divisas con ese destino.

Y si bien esto no sería otra cosa que un instrumento propio de los países con serios problemas de caja -Argentina está entre los diez más sumergidos del mundo- se convierte en un falso instrumento propagandístico cuando el gobierno publica esta semana que el superávit comercial llega a niveles superiores a la prepandemia: ello no se debe a un crecimiento real de los bienes exportables sino al citado freno a las importaciones que hace que, detenidos los pagos por compras necesarias para el funcionamiento de la economía, el rubro ingresos se maquille de exitoso aunque realmente no lo sea.

Una manera de falsear los datos, pretender un crecimiento que no es real e intentar engañar a la sociedad que podría llegar a pensar en una buena gestión económica cuando no se trata más que de un malabarismo desesperado.

Como también lo fue el DNU firmado por el presidente que permitió que el gobierno, con un muy dudoso malabar contable, se apropiase de los USD 4.300  millones que ingresaron por el giro especial de FMI y que fue suplantado por un bono cuyo pago es hoy de escasa credibilidad.

Voluntarismo, mentira y engaño que ya son parte integrada de la deplorable vida política e institucional de la República Argentina. Pero que cada vez influye menos en las decisiones de la ciudadanía.