Por Adrián Freijo – El ministro Jorge Ferraresi, acusó al intendente Montenegro de no acompañar las políticas de acceso a la vivienda olvidando la hegemonía que caracteriza a su sector.
Quienes piensan que una elección se gana poniendo «un poco más de platita en el bolsillo de la gente» no solo la subestiman sino que además cometen una verdadera estupidez…
Los que creían que echándole la culpa a Macri hasta de los callos plantales de la abuela iban a despertar la mística popular también la subestimaron. Y volvieron a cometer una nueva estupidez…
Si alguien creyó seducir al electorado reclamando pertenencia a un partido «en el que siempre se garchó» demostró, además de un cúmulo de histerias personales, un grado de tontería del que costaría encontrar antecedente en la historia política argentina…
Pero quien no es capaz de mirar por encima de su propio hombro, repasar todos los hechos vinculados a la actividad que hoy comanda en los últimos años y observar el costo político que para su partido representó esa costumbre de vivir mirándose el ombligo y viviendo del relato…ya roza los altares de la estupidez.
El ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, Jorge Ferraresi, acusó al intendente Guillermo Montenegro de no acompañar las políticas públicas de acceso a la vivienda, olvidando que tanto el gobierno nacional como el provincial -ambos del color político del funcionario denunciante- han convertido cada acto de entrega en un acontecimiento partidario y en nuestra ciudad, en la que nada se ha construido hasta el momento y recién ahora se habilitan créditos a tal fin, las políticas del estado son territorio exclusivo de los anuncios y manejos de Fernanda Raverta, ignorándose en cada ocasión la presencia del jefe comunal.
“Hay intendentes que no conocemos; a otros sí los conocemos mucho» sostuvo el funcionario para volver a cargar sobre el jefe comunal. Y lo hizo en un acto de entrega de créditos en el Espacio Unzué…al que se había «olvidado» de invitar a la máxima autoridad de la ciudad. Eso si, Pablo Obeid -marido de Raverta y candidato a senador provincial- careteaba a diestra y siniestra como invitado especial del ministro.
Trámites encapsulados lejos de la ciudad, anuncios que ignoran cualquier participación del municipio y una compulsión para convertir en rédito partidario lo que debería ser una política de estado, han sido hechos de suficiente claridad como para pretender que la sociedad no los perciba y descubra las intenciones ocultas.
Si triste es observar la miserable actitud que en este y otros temas está demostrando el Frente de Todos para con funcionarios que han sido elegidos por sus comunidades y que pertenecen a otro color político, mucho más lo es tomar nota de la estupidez congénita de quienes no atinan a entender que los vecinos de Mar del Plata nunca fueron llevados de las narices por propagandas, dádivas o diatribas.
Tal vez Ferraresi debería preocuparse por terminar de aclarar el «caso Purita», el de aquella joven de su entorno que fue beneficiada comuna vacuna fuera de toda programación y a la que tras acusarla de ser la responsable, algo que parece hacerse costumbre en el kirchnerismo desde que al presidente no se le ocurrió mejor idea que señalar a su propia esposa como culpable de escándalo de Olivos, la dejó en la calle y sin trabajo. ¿De ella dirá que no la conoce o, tal vez, que la conoce mucho?.
Sea lo que fuese, sería aconsejable que el buen hombre sea informado de que está en una comunidad cuyos habitantes distan mucho de ser estúpidos. Y que tal vez el camino sería cambiar las costumbres, cuidar las palabras…y trabajar en serio.
A veces sale mejor…