Fidel visitó dos veces la Argentina en 1959 y también en 2003

Dos veces visitó Fidel Castro nuestro país. La primera de ellas en 1959, con una entrevista con el presidente Arturo Frondizi y la segunda en ocasión de la asunción de Néstor Kirchner.

A comienzos de 1959, mientras Fidel Castro y el Che Guevara entraban triunfantes en La Habana, Frondizi iniciaba un viaje a los Estados Unidos donde expuso sus ideas desarrollistas. Frondizi planteaba que no podía retornarse al país de los granos y las vacas. La salida estaba en el desarrollo de las industrias básicas: petróleo, siderurgia, maquinarias. Esto permitiría abastecer a la industria liviana y liberaría recursos que antes se destinaban a importar. Además, la producción agropecuaria también se beneficiaría, con la abundancia de energía, maquinaria, combustibles y productos químicos que posibilitarían su tecnificación y modernización. En realidad, el desarrollismo encajaba en los planes de expansión e inversión de las grandes compañías extranjeras ya que éstas, a partir de la Segunda Guerra Mundial, notaron que una gran cantidad de países subdesarrollados tenían incipientes industrias con sistemas aduaneros que las protegían. La manera más inteligente de aprovechar esos mercados era controlarlos desde adentro. De esta forma, la inversión en industrias manufactureras radicadas en estos países creció notablemente a partir de mediados de la década del ’50. Las casas matrices de estas empresas se beneficiaron además de las utilidades con el pago de regalías y las exenciones impositivas que acompañaban las radicaciones.

La visita de 2003

nvitado especial para la asunción de Kirchner, Fidel no perdió la oportunidad de mantener un encuentro cara a cara con los argentinos, con un contundente discurso que cerró con la explicación, ante miles de estudiantes y militantes, de que «Un mundo mejor es posible», convirtiendo aquella, en una noche histórica.

«No se alcanza el cielo en un día, pero créanme no lo digo por halagar, y trato de decirlo con el mayor cuidado, que ustedes han asestado un descomunal golpe a un símbolo, y eso tiene un enorme valor, y se ha producido, precisamente, en este momento crítico, de crisis económica internacional, donde están envueltos todos; ya no es una crisis en el sudeste asiático, es una crisis en el mundo, más amenazas de guerra, más las consecuencias de una enorme deuda, más el fatalismo de que el dinero escape», expresó el líder de la Revolución cubana.

También refirió que «es mundial el problema, y por eso mundialmente también se está formando una conciencia y por ello será un día de gloria ese día en que el pueblo argentino, pese a dificultades, que como sabemos todos existen aquí y en otras partes, muchas veces fragmentación, muchas veces divisiones, y divisiones puede haber y hasta debe haber, pero es que hay tantas cosas de interés común que se puede tener la convicción de que estas deben prevalecer, el mundo posible».

«Fíjense que ha tomado fuerza esa frase: un mundo mejor es posible. Pero cuando se haya alcanzado un mundo mejor, que es posible, tenemos que seguir repitiendo: Un mundo mejor es posible, y volver a repetir después: Un mundo mejor es posible», sostuvo ante los miles de jóvenes y militantes que, a pesar del frío, no dejaron de vivar su nombre.

«Los soñadores no existen, se lo dice un soñador que ha tenido el privilegio de ver realidades que no fue capaz de soñar» «He expresado en estas peculiares condiciones, y me alegro más, la experiencia modesta de nuestro país, y cómo día a día aprendíamos cosas nuevas y cosas nuevas, y cuando luchábamos contra el 30% de analfabetismo, qué lejos estábamos de pensar que un día estaríamos masificando los estudios universitarios, extendiendo las universidades por todos los municipios del país, a partir del capital humano que habíamos creado, sin lo cual habría sido imposible esa aspiración, y, por eso he dicho, y Martí ya lo había dicho hace muchos años, que a los que le llamaban soñador él decía que los sueños de hoy serán las realidades del mañana», detalló Fidel.

A la vez, expresó al público: «Los soñadores no existen, se lo dice un soñador que ha tenido el privilegio de ver realidades que no fue capaz de soñar. No lo considero un mérito, sino también privilegio y azar afortunado de vivir, a pesar de los cientos de planes por acelerar mi viaje hacia la tumba, con lo cual me han hecho un enorme favor, obligarme a perder todo instinto de preservación y conocer que los valores sí constituyen la verdadera calidad de vida, la suprema calidad de vida, aun por encima de alimento, techo y ropa».

«No disminuyo, ni mucho menos, la importancia de las necesidades materiales, siempre hay que colocarlas en primer lugar, porque para poder estudiar, para adquirir esa otra calidad de vida hay que satisfacer determinadas necesidades que son físicas, que son materiales; pero la calidad de vida está en los conocimientos, en la cultura», completó.

En otro tramo, expresó que «nadie quiere que los hijos se entretengan o se recreen aprendiendo a consumir drogas, o viendo violencia y cosas absurdas, que envenenan la mente de ese niño, la calidad de vida es otra cosa, calidad de vida es patriotismo, calidad de vida es dignidad, calidad de vida es honor; calidad de vida es la autoestima a la que tienen derecho a disfrutar todos los seres humanos».