JUNTOS X EL CAMBIO: ¿BRUTOS O CÓMPLICES?

Siguen sumándose los «errores» del principal conglomerado opositor que permiten al gobierno avanzar en la sanción de leyes como si la sociedad nunca se hubiese expresado. Y crece la sospecha de acuerdos a espaldas de la sociedad.

Juntos x el Cambio convoca a sesión en el Senado y no se preocupa siquiera en contar los votos con los que puede sostener sus pretensiones, encontrándose de golpe en una situación de debilidad que lo deja en manos de Frente de Todos.

Pocos días después, enfrascado en  una absurda discusión acerca de los minutos de tolerancia que se requieren para dar por caída una reunión del alto cuerpo por falta de quorum, vuelve a quedar a expensas de su adversario político que de esa forma avanza en la sanción de leyes como si no hubiese existido un proceso electoral contundente que dejó en evidencia que el 70% de los argentinos desean poner punto final a la hegemonía parlamentaria del kirchnerismo.

Y entre peleas internas, ambiciones desbocadas y debates que a nadie interesan, la fuerza que la gente eligió mayoritariamente para que encarnara esas aspiraciones comienza a quedar cubierta de un manto de sospecha que crece día a día: ¿son sus dirigentes realmente tan torpes e improvisados o existe un acuerdo oculto con el actual oficialismo para dejarlo seguir adelante con sus planes sin que se note la complicidad?.

Una u otra alternativa asusta tanto como deja en claro que, sin importar el color partidario, la política argentina ha abandonado definitivamente a la gente.

Porque cada una de las leyes o reformas que se filtró entre errores y malos cálculos terminó quitando dinero del bolsillo de la gente para depositarlo en la inagotable caja de la política. Y de los políticos…

El Senado es hoy el terreno en el que se dirime esta cuestión central acerca de lo que se viene. Un vaciamiento de la fe pública por pérdida de confianza en la capacidad de sus dirigentes o un rechazo general al percibir pactos oscuros de casta, destinados a salvar a los privilegiados de hoy en el país.

Mientras tanto, la desorientación crece y la sorpresa no tiene techo: no es posible que sean tan torpes y cuesta creer que sean tan perversos.

Ellos tienen la respuesta.