LA CONMEBOL RECORDÓ QUE LO QUE NO IMPORTA ES EL FÚTBOL

River sigue adelante en la Copa, pero de la sanción ejemplar de la que se hablaba a esta resolución salomónica hay tanta distancia como la que existe entre el sentido común y el fútbol actual.

 

Ningún hincha está hoy decepcionado con el fallo; mucho menos enojado. Con todas las versiones que dieron vuelta en las 24 hs. posteriores al clásico los hinchas de Boca pueden considerarse satisfechos: ni se quedarán fuera de las competencias internacionales ni tendrán la Bombonera clausurada por dos años.

Los de River, por supuesto, felices por su continuidad en la Copa.

Quien tiene motivos para quejarse es el fútbol –si lo tomamos como una competencia deportiva- y el género humano si creemos que representa un valor a cuidar.

Una vez más ganó el negocio y por supuesto ese sucedáneo moderno de sus valores que es el “folklore deportivo”. Boca seguirá facturando, para sí y para los organismos competentes (¿¿??) de esta muchas veces millonaria maquinaria de recaudación, y hasta sus seguidores podrán darse el lujo de sostener –no sin razón pura- que no fueron sacados de la competencia en el campo de juego.

Un fallo tibio –aunque en su contenido congele el sentido común– en el que se nota claramente la mano aviesa del interés por sobre los principios.

Boca “denunció” a los responsables y eso fue algo tenido en cuenta como justificación. Pero usted y yo sabemos que los responsables nunca van a sentarse en ningún banquillo de los acusados.

Por supuesto cuando la histeria tragicómica del periodismo deportivo capitalino deje paso a la razón comprenderán, siempre tarde, que hay en el fallo algo aún más importante: la CONMEBOL no le dio por perdido el partido a Boca, ¿sólo? lo descalificó.

Es decir que en realidad, y aunque parezca insólito, el organismo no se expidió sobre el partido en cuestión. Una «inteligente» forma de cerrar el evidente acuerdo asegurándose que Boca no pueda avanzar en acciones legales y River quede satisfecho en lo que en realidad era lo único que le interesaba. Impresentable.

La del jueves fue una noche negra para el fútbol argentino y la del sábado para el fútbol como concepto y actividad humana y deportiva. Pero…¿a quién le importa?.

Si en definitiva lo que hay que preservar es la recaudación y el negocio.