La Iglesia Católica se encamina hacia un choque de planetas

Por Adrián Freijo – La mano reformadora de Francisco parece haber herido los intereses de un conservadorismo que tantas veces se funde con la inmoralidad. Van por el Papa y el mundo lo sabe.

Ya nadie puede negar que hay dos iglesias católicas; por un lado esa de «pastores con olor a oveja» que todavía desordenadamente está apareciendo junto a la figura de Francisco y por el otro un conservadorismo recalcitrante que en su intento por empujar al pontífice fuera del poder no duda en aliarse con el Diablo mismo. Aunque ese diablo sean los curas y obispos pedófilos que ven en el argentino a un enemigo tenaz, capaz de ponerlos en evidencia o condenarlos a vergonzosos ostracismos a la intemperie de la otrora elástica mirada vaticana.

Claro que en el medio, como ocurre en cualquier construcción humana (y la Iglesia lo es) miles de tibios observadores, tal vez recordando la sospechada muerte de Juan Pablo I o la despavorida salida de un sobrepasado Benedicto XVI, que aún no se atreven a tomar partido en una guerra que seguramente definirá el futuro de la institución.

Desde el propio interior del Vaticano y sobre todo desde la díscola iglesia norteamericana, se multiplican por estas horas los embates contra Francisco pidiendo expresamente su abdicación. Del mismo modo que decenas de episcopados mundiales hacen llegar su solidaridad con el ocupante del trono de Pedro, aunque no sean pocos los que prefieren hacerlo en forma reservada.

Mientras tanto Bergoglio, ducho en esas cosas de la política que van más allá de la intriga romana, se mueve con la serenidad y sigilo de un veterano. Sabe que los ataques no son una muestra de poder sino una confesión de debilidad de quienes solo recogen rechazo entre sus comunidades. Los unos por sus posturas ultramontanas frente a los nuevos desafíos de la sociedad en pleno cambio y los otros por la aberración de sus inclinaciones sexuales, hoy expuestas al mundo con la aquiescencia de un poder eclesiástico que antes los cubría.

Cuestionado en superficie Francisco sabe que «el choque de planetas» puede fortalecer su papado y abrir las puertas para una renovación que el mundo, y él mismo, considera que viene con retraso. Y que los mismos puntos de ese cuestionamiento se volverán en contra de quienes quieren seguir disfrutando de una iglesia prebendaria, inmoral y de espaldas a la sociedad.

La guerra está desatada y, aunque a veces parezca lo contrario, el Papa no está solo en el intento de reformar hasta donde le sea posible una institución a la que se le nota como nunca su carácter milenario. Y no en lo que ello pueda tener de bueno….

¿Porqué es tan importante el resultado final?, porque 1300 millones de personas en el mundo componen el capital humano de la Iglesia Católica Apostólica Romana y eso supone el 17,72% de la población mundial.

Y todos queremos saber de que se trata cuando se habla de la casa común…