La Madre de todas las Batallas

(Escribe Adrián Freijo) – Cuando nadie lo esperaba, la cuestión del «quinto juez» puede convertirse en la pelea más importante del año electoral que se avecina.

La muerte de los jueces Carmen María Argibay y Enrique Santiago Petracchi desencadenó una situación que se profundizó luego de que Euguenio Zaffaroni confirmó que en enero del año que viene dejará su cargo en la Corte Suprema, ya que, con su alejamiento, el número de integrantes del tribunal estará por debajo de lo que estipula la ley para su funcionamiento.

Todos intuyen, y con razón, que ahora se viene para el kirchnerismo “la madre de todas las batallas”: quedarse por fin con el manejo del Poder Judicial.

Si bien el titular del cuerpo Ricardo Lorenzetti se apresuró en anunciar que igualmente el cuerpo podrá trabajar con normalidad, son muchas las versiones que corren en el mundo político y judicial acerca de lo que puede ocurrir.

En primer lugar la sensación imperante es que la pronta salida del presidente a aclarar la cuestión es una forma de entorpecer los argumentos que el gobierno podría utilizar para convencer a Zaffaroni de postergar su renuncia.

Quienes están cerca del más controvertido de los jueces de la Corte sostienen sin embargo que cualquier intento sería vano. Sostienen que el heterodoxo penalista esta ciertamente cansado, evalúa la posibilidad de ingresar en el mundo de la política o sencillamente recorrer el mundo dedicado de lleno a la actividad que más lo entusiasma y que es la de docente y conferencista.

Pero por estas horas se descuenta que la presión desde Presidencia va a ser muy intensa y recuerdan algo que muy pocas veces ha salido a la luz: el terror que Eugenio Zaffaroni siente ante la sola posibilidad de hacer algo que moleste a Cristina, a quien cree capaz de cualquier cosa si siente la inclinación a tomar venganza de alguien que no respondió como ella pretendía.

Daniel Sabsay, siempre a mano cuando de criticar el manejo judicial del gobierno se trata, acierta sin embargo en el diagnóstico del marco en el que debería elegirse al quinto hombre del Tribunal.

Apuntó que “si no hay un apoyo importante de legisladores de la oposición, va a ser casi imposible que la presidenta Cristina Kirchner vaya a poder designar a un juez de la Corte en este contexto político”.

Recordó que mientras se manténgale número par (cuatro jueces después de la salida de Zaffaroni) deberá convocarse a un conjuez que rompa la paridad y también que en este caso de poco le servirán al oficialismo las recientes y cuestionadas designaciones de amigos del poder para cubrir esos cargos.

En ese sentido recordó que “los conjueces ante la Corte Suprema en primer lugar deben sortearse los presidentes de las cámaras federales y nacionales y después la lista que vimos que fue aprobada de manera tan irregular hace pocos meses”.

Es imposible entonces que aquellos “amigos” del gobierno, salvo alguna circunstancia excepcional de forzada interpretación de la ley, lleguen a asumir un cargo en la instancia superior de la justicia argentina.

¿Qué debería hacer Cristina?…muy sencillo: buscar una figura de consenso que evite una larga y desgastante lucha en un año en el que el raído prestigio de su gobierno va a estar en juego.

Esto sería lo más lógico y lo más inteligente; tal vez por eso aparece como lo más difícil de suceder.