CON LA MISMA PIEDRA

Macri comienza a parecerse mucho a Cristina, y por estas tierras Arroyo imita todo aquello que dijo venir a combatir. Solo Vidal en la provincia parece encarnar, en serio, el Cambiemos.

Mauricio Macri se aferra a los mismos mecanismos recaudatorios de su antecesora y además manda a los suyos a fondear los Poderes Extraordinarios que tanto criticaba en campaña y que ahora quiere mantener para ser, como cristina, el dueño y señor de una caja que también lo ayuda a disciplinar a los gobernadores y mantener presión sobre los intendentes y legisladores.

En buen romance, Macri se está convirtiendo en la cara amena de una misma forma de ver el poder: la autocracia.

Carlos Arroyo despotricaba contra el uso de descubiertos bancarios para afrontar compromisos e inclusive los señalaba como un delito. Tal es así que apenas asumido procedió a realizar una denuncia penal contra Gustavo Pulti por el tema.

Hoy esa jugarreta financiera, discutible desde lo jurídico y onerosa para un municipio financieramente quebrado, es moneda corriente y el acusador de ayer se ha convertido en su más ferviente «beneficiario».

Se conoce ahora que otra de sus denuncias de ayer -la centralización de todos los fondos en una sola caja manejada por el intendente- también se convierte en otra apetencia (¿o claudicación ética?) toda vez que junto con la Ordenanza Complementaria enviada junto con el presupuesto solicita esa prerrogativa nuevamente.

Arroyo entonces pasa también a integrar el cada vez más amplio grupo de quienes en la Argentina dicen una cosa y cuando logran el objetivo del poder hacen otra diametralmente opuesta.

Solo María Eugenia Vidal en la provincia parece -al menos por ahora- representar un verdadero cambio de costumbres en la maloliente forma de hacer política que ha llegado a nuestra sociedad desde hace años y parece no estar dispuesta a retirarse.

¿Muy poco?. Según por donde se mire… a veces hay que aceptar que por algo se empieza.