La palabra tiene menos valor cada día

Por Claudio Fantini
La frase “a mi izquierda está la pared” suena un poco rara en la boca de la dueña de 26 propiedades y 55 millones de pesos. Algo anda mal en la política si la persona más izquierdista es mul­timillonaria.

La Presidenta pudo decir que quie­nes se sitúan a su izquierda proponen cosas inviables. Pero 
lo que hizo fue proclamar “la izquierda soy yo”. Y la verdad es que tiene demasiadas riquezas para que semejante autoproclamación no ­suene ridícula.

Al fin de cuentas, ella y su partido estaban entre los que cantaban “Estévez Boero, socialista y estanciero” al legislador por el PSP en las décadas de 1980 y 1990.

Que Cristina Fernández pueda personificar en ella una posición política vinculada a la igualdad, habiendo amasado una fortuna gracias a la circular 1.050, instrumento de expoliación al más débil engendrado por la dictadura militar, y habiendo multiplicado esa riqueza mediante la compra a precio vil de terrenos que luego la propia política gubernamental en Santa Cruz encareció en forma vertiginosa, prueba que en la Argentina no sólo se ha devaluado la moneda. También se devaluó la palabra.