Con la presencia de Massa y gran parte del massismo en el estadio, Marcela Acuña retuvo el título supergallo de la Organización Mundial de Boxeo al derrotar por puntos a Soledad Matthysse
Las tarjetas fueron 96-94, 98-92 y 97-93. A las pocas horas de bajar del ring, “La Tigresa” volvió a ser más concejal que boxeadora, y a defender a capa y espada su flamante espacio, el Frente Renovador.
“Termina una reunión de comisión y te atiende”, indica, ante el llamado del periodista una de sus asesoras en el Concejo Deliberante de Tres de Febrero. Y así fue. Sin tapujos, Acuña dice que, tras haber dejado el kirchnerismo, puede decir lo que piensa, y que ya trabaja fuerte para la candidatura presidencial de Massa.
-¿Qué diferencias has encontrado en el massismo en este tiempo con respecto al Frente para la Victoria?
-Las diferencias son muchas. Uno se siente acompañado, y que su lugar vale. Además se puede trabajar sin pedir permiso a nadie. Antes era como que todo tenía que estar supervisado por una persona. Si a esa persona no le gustaba, no se podía hacer nada.
-¿Estás hablando de Hugo Curto?
-A nivel local esa persona era Hugo Curto, pero esto sucede también a nivel nacional.
-En un momento estabas muy de acuerdo con las políticas llevadas a cabo por el FpV. ¿Qué fue lo qué pasó?
-Lo que te dije recién. Llega un momento en el que uno ni siquiera puede opinar o dar un punto de vista sobre determinado tema. Sentía que lo que yo decía siempre estaba mal.
-¿Qué era lo que querías decir y no podías?
-Por ejemplo, el tema de la campaña. Yo creía que se estaba encarando mal. Muchas de las cosas que se estaban haciendo, lejos de sumar, nos restaban. No me equivoqué, las urnas hablaron por sí solas.
-¿Y en cuanto a la gestión, también?
-Sí, claro. No se le daba importancia al tema de la basura. La gente no sabía lo que estaba pasando y nadie le explicaba. Sin ir más lejos, nunca se multó a Covelia. Otra cosa es la falta de mantenimiento general y el bacheo de las calles. Y ni hablar de la inseguridad. Una de las cosas que no se dicen, porque no se puede, es que las cámaras de seguridad no funcionan al ciento por ciento. Y eso es muy fácil de comprobar. Simplemente hay que pedir hablar con el secretario de Gobierno y que te muestre el Centro de Monitoreo. Como estos problemas, miles; podemos hablar toda la tarde.
-¿Esto es lo último de la gestión Curto? ¿Son los dos años finales?
-La gente está pidiendo un cambio. El intendente tendría que escuchar más a la comunidad y no tanto a los alcahuetes que tiene a su alrededor. Le mienten. Yo lo he visto con mis propios ojos.
-Hace poquito tiempo, uno de sus hombres más cercanos, Angel Ríos, secretario general, también decidió sumarse al massismo…
-El también le pidió que escuchara más a la gente, él también lo aconsejó para bien; pero nada, prefirió, como siempre, no escuchar.
-En el entorno del intendente aseguran que usted lo traicionó.
-No sólo se va a sentir traicionado por mí, sino por mucha gente más que también se va a pasar al massismo. El no me escuchó, no quiso escucharme. No lo traicioné. ¿Quién es el traidor? El me traicionó a mí. No me escuchaba, lo que yo decía no contaba. ¿Yo soy la traidora, que iba y le decía “mire, jefe, las cosas están mal, me parece que hay que cambiar”? El que avisa no traiciona. Mil veces le dije que las cosas estaban mal y que había situaciones que no se podían sostener. Un político de la talla de Curto, con 23 años al frente de un municipio, con pasado sindicalista y toda su experiencia, se tendría que dar cuenta de que las cosas no están bien. Esas ‘distracciones’ tienen que quedar para mí, que recién empiezo.
-¿El resultado de la última elección es un poco el ejemplo de que no se dio cuenta de algunas cosas?
-En realidad no es que no se dio cuenta, sino que no quiere escuchar; ése es el problema. Como viene ganando las elecciones hace más de veinte años, no se da cuenta de que las necesidades de la gente cambian, que el pueblo necesita otras cosas.
-Apenas te pasaste al massismo aparecieron en el Concejo imitaciones de billetes con tu cara, panqueques con dulce de leche, y hasta denunciaste amenazas contra tu hijo… ¿Están más calmas las cosas ahora?
-Sí, ahora todo está más calmo. No han pasado más ese tipo de cosas. Yo sabía que iban a pasar, porque estuve en el oficialismo y sé como piensan y cómo se manejan. No me equivoqué al pasarme. A veces me daba miedo escuchar hablar a Curto, porque él no mide las consecuencias de lo que dice.
-¿El tema de las amenazas está aclarado?
-No, no se pudo aclarar nada. Hice la denuncia en la fiscalía y el caso está en la faz investigativa. Justamente por todo lo que dijo, en ese momento responsabilicé al intendente por si me sucedía algo a mí o a mi familia.
-¿Lo seguís responsabilizando por si llega a pasar algo, o quedó ahí?-Sí, por supuesto que lo sigo responsabilizando. Las cosas pueden ocurrir hoy, mañana o pasado. Y más teniendo en cuenta que se anima a tirar cifras de lo que yo supuestamente gano por pelea, números que ni siquiera se acercan a la realidad. Entonces, claro que lo voy a seguir responsabilizando. Y más ahora, después de una pelea.
-Todo esto que sucedió, ¿en algún punto hace que te arrepientas de haberte pasado al FR? ¿Le tenés miedo a Curto?
-No le tengo miedo a Curto ni a su gente, y nunca me voy a arrepentir de lo que hecho. Ahora me siento más libre para poder decir lo que realmente pienso. En el oficialismo, muchas veces se podía hablar puertas adentro y luego salir con una sonrisa sólo para la foto. Esas cosas te ponen contra la espada y la pared. A veces no sabés cómo responder ante los vecinos que están reclamando algo. Cuando uno pone cara de “está todo bien” e intenta defender al jefe comunal es como que les está tomando el pelo. No me arrepiento de nada. Me encantan los desafíos.