MACRI: CARNE A LAS PIRAÑAS

La historia reconocerá al presidente la capacidad para unir a un peronismo, cuyos dirigentes no podían evitar cristalizar en mil pedazos. ¿Era necesario correr semejante riesgo?.

Muchas veces, frente a decisiones o palabras de Mauricio Macri, los analistas y observadores creyeron que había incurrido en un suicidio político. Y en  esas ocasiones el tiempo se encargó de poner las cosas en su lugar: con un estilo diferente al de la dirigencia política tradicional y obediente a los dictados de sus gurúes comunicacionales, el hoy presidente terminaba demostrando que aquellas palabras y decisiones no estaban equivocadas.

Así ganó en Boca, así repitió en la CABA y así arribó al sillón de Rivadavia…

Pero por estos días cuesta creer que el presidente no se haya equivocado: sus últimos movimientos -y nos referimos al trecho que va desde el sólido triunfo en las elecciones de medio tiempo y hasta la actualidad- parecieron tener como único destino implosionar su gobierno y revivir a un peronismo unido…y en su contra.

Poco olfato tuvieron él y sus asesores…¿nadie les dijo que el PJ es experto en fingir bondad a la espera de saltar sobre su presa para destrozarla?. ¿Cuántas veces más los gobiernos no peronistas se encandilarán con la aparente división del viejo movimiento creado en 1945, para sorprenderse de pronto con una topadora que se lleva todo por delante para retornar, una vez más, al poder?.

A Pichetto y Cía. les bastó con fingir debilidad, ceder en algunas leyes, sobreactuar su enojo con el kirchnerismo y…zás, Macri ya había entrado en la trampera.

A los gobernadores del PJ les alcanzó con sacarse un par de fotos sonrientes en Balcarce 50, para llevarse el premio mayor de un aumento en la coparticipación a cambio de un Pacto Fiscal que ninguno de ellos estaba dispuesto a cumplir y que hoy, a la luz de los hechos, se ha convertido en letra muerta.

Por estas horas es dable pensar que en realidad quien le eligió al a Cristina como contendiente, no fue el desvaído Jaime Durán Barba sino un peronismo que fingía separarse para retornar en unidad y matar dos pájaros de un tiro. Hoy la ex presidente y el actual mandatario compiten en imagen negativa en todas las encuestas. ¡¡¡Bingo para los «compañeros»!!!.

Y por si esto fuese poco el mundo se ha convertido en un territorio hostil del que solo salen malas noticias y la región en un tembladeral político en el que vuelven a aparecer viejos rumores golpistas que ya creíamos desterrados.

Sin el apoyo de los empresarios, sin las inversiones que vaya a saber quien le había prometido, con un poder financiero internacional que ya no le llena el BCRA de divisas frescas y más bien le anuncia que se acabó el crédito, sin funcionarios capaces de domar una realidad cada vez más complicada, con apoyos gremiales de tan escaso fuste que convierten a los impresentables de ayer en los líderes de mañana, con una justicia que ya no envía señales y parece querer acomodarse a los nuevos tiempos y con un peronismo que huele a sangre y saca a relucir los dientes de la piraña con los que se masticó a Frondizi, a Illia, a Alfonsín y a De la Rúa -con centenares de entremeses de su propia carne- Macri comienza a dar manotazos de ahogado aunque quienes antes aparecían como salvavidas son ahora sus sangrientas acechanzas.

Si logra nadar hasta la orilla demostrará una vez más que tiene miradas distintas que la mayoría y lecturas que los demás no pueden comprender.

Si por el contrario termina hundiéndose en su propia torpeza, seguramente escuchará antes de abandonar la superficie el grito de toda la sociedad argentina preguntándole...¿era necesario Mauricio?