Redacción – «Hablar con el corazón» fue una vez más el marco de referencia que el presidente pretendió dar a su presentación. Sin embargo el análisis no distó mucho del habitual en el mandatario.
Mauricio Macri recordó en su discurso el fracaso de la convocatoria a la oposición realizada al principio de su gobierno. En ese marco sostuvo que «los consensos son más urgentes que nunca» y anunció que ahora llamará a todos los sectores para lograr el consenso necesario para las medidas que resolvió tomar.
En un discurso que nada nuevo agregó a sus habituales presentaciones, el mandatario insistió con el latiguillo del «¿creen que no me duele ver como están los argentinos?» y retornó con sus culpas al pasado, a los gobiernos anteriores, a la costumbre de vivir con más de lo que se tiene y a todos y cada uno de los sectores que no entienden que «ahora tenemos un gobierno que se hace cargo de la realidad y hace todo lo necesario para cambiarl».
Intentó dar un marco para el ajuste y puso el acento en la corrupción: «no podemos vivir más por arriba de nuestras posibilidades ni convivir con la corrupción» sostuvo, en lo que puede tomarse como la regla general del tiempo que viene
Pese al innegable fracaso volvió a defender el gradualismo elegido en los albores de su administración, y pasó a enumerar un cúmulo de cuestiones externas que a su juicio empujaron el intento al fracaso.
Sin embargo insistió en el apoyo del mundo y los mercados durante estos dos años ya que según su mirada entendieron que por el camino anterior íbamos a convertirnos en Venezuela. «El entusiasmo que generamos hizo que nos prestaran el dinero necesario para que nos fuera bien por mucho tiempo» interpretó.
Recorrió los logros de su gestión, la obra pública, las comunicaciones, el transporte y el apoyo al campo pero culpó a la sequía, a la importación de petróleo por culpa del gobierno anterior, a la guerra comercial con China, al aumento de la tasa de interés en el mundo de los males que vivimos en la actualidad. «Por todo ello quienes nos prestaban plata comenzaron a dudar y es el gobierno el que tiene que aclararlas» dijo, sin hacer la mínima alusión a los errores cometidos por su administración, algo que estuvo ausente a lo largo de toda su presentación..
Culpó a los argentinos de no comprometerse con las reformas estructurales y a la oposición de votar leyes que destruían el presupuesto votado, y no dudó de poner en cabeza de ambos el peso de toda la crisis..
«Por eso hubo que recurrir al Fondo» recordó. «Pero lo ocurrido en Turquía, en Brasil y el escándalo de los cuadernos volvieron a complicar las cosas» dijo, adelantando que la lucha contra la corrupción «es buena y asegura que en el futuro no habrá más delincuencia en el gobierno, pero ahora aumenta la desconfianza del mundo en nuestra capacidad para vivir dentro de la ley».
Anunció un nuevo plan con el FMI que despejará cualquier duda de financiamiento para 2019 e hizo eje en la necesidad de lograr el equilibrio fiscal. Reconoció que que aumentará la presión sobre «los que más tienen», haciendo hincapié en los exportadores. En ese sentido dio luz verde al regreso de las retenciones al agro, algo que también afectará a los pequeños y medianos productores.
Comunicó una reducción del equipo de gobierno «a menos de la mitad» y reconoció que la pobreza va a aumentar y que quienes reciben la AUH recibirán un refuerzo en setiembre y diciembre y que se reforzará la canasta básica junto con otras medidas como el cuidado del precio de los medicamentos que pagan los jubilados y la continuidad de los créditos ANSES.
Ninguna autocrítica, ningún anuncio que ya no hubiese sido anticipado por la prensa durante el fin de semana y la sensación de que por el momento sigue primando la desorganización y una peligrosa pérdida de contacto con la realidad de la gran mayoría de los argentinos, necesitados de soluciones urgentes y no de acompañamientos supuestamente solidarios que vienen acompañados de aumento de tarifas, de costos de salud, de alimentos y de tasas de interés que los ponen al margen de cualquier posibilidad de financiamiento.
Tras una enumeración de culpas ajenas y debilidades del pasado, Mauricio Macri no dio un mensaje de liderazgo y comprensión que está haciendo falta en el momento actual.
Y no se puede vivir achacando culpas ajenas cuando se ha tenido tres años para elegir el camino correcto y no supo hacerse.