Maduro no para de encontrar fantasmas que lo acosan

No puede vivir sin un enemigo a la vista, sobre todo si ello sirve para disimular una situación que es explosiva en Venezuela. Ahora la emprendió contra los inmigrantes colombianos.

Al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no le bastó con cerrar ayer su frontera con Colombia por 72 horas, después de que tres militares venezolanos resultaran heridos por un ataque cometido en apariencia por contrabandistas en la población limítrofe de San Antonio del Táchira. Por el contrario, ha caracterizado el incidente como la gota que rebasó la paciencia de Caracas ante lo que considera una “situación grave” y crónica en la demarcación binacional.

Maduro pidió a la canciller Delcy Rodríguez concertar una reunión urgente con su par colombiana, María Ángela Holguín, para “abordar la grave situación de la frontera”. Apenas unas horas antes, el Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano había emitido un comunicado en el que, además de deplorar los hechos de violencia, insta a las autoridades del país vecino a reforzar “los mecanismos de cooperación existentes entre nuestras naciones”. El documento hace énfasis en los acuerdos alcanzados durante el encuentro en agosto de 2014 en Cartagena de Indias entre los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro. Esa mini cumbre fue organizada de manera expresa para tratar la crisis abierta entonces entre las dos naciones después de que Venezuela impusiera severas restricciones al paso por la frontera, como parte de su lucha contra el llamado “Contrabando de Extracción”.

Pero Venezuela no solo atribuye a ciudadanos colombianos la organización y puesta en funcionamiento del bachaqueo en la frontera, el contrabando al menudeo y también al mayor de productos venezolanos con precios regulados a Colombia. La retórica del Gobierno chavista apunta cada vez más al trasiego de personas y mercancías desde Colombia como origen de todas sus desgracias.

“Estamos llegando al punto límite con el éxodo de colombianos a Venezuela”, afirmó Maduro en una alocución transmitida este jueves por cadena nacional de radio y televisión.

Maduro quiso imprimir rasgos apocalípticos a la situación con un despliegue de cifras. Sostuvo que 5,6 millones de colombianos residen en Venezuela –una quinta parte de la población del país- y que, a pesar de las restricciones establecidas en la frontera, en lo que va del año, 121.000 colombianos se habrían establecido en territorio nacional. De acuerdo con Maduro, una cantidad semejante solo es comparable con el éxodo de africanos a Europa durante la actual crisis de refugiados en el Mediterráneo.

Dijo entender que se trata de personas aquejadas por “la violencia, la guerra”, flagelos de los que huyen, pero que, siendo pobres, “nos traen todas sus necesidades a cuestas”. “Venezuela se ha convertido en un imán garantista de derechos sociales para el pueblo colombiano”, y previendo la irritación que sus afirmaciones podrían generar en el Gobierno colombiano, aclaró: “No busco ofender a nadie con esta verdad”.

El mandatario venezolano pidió auxilio a las organizaciones internacionales de derechos humanos para formular un plan de contingencia que permita atender el flujo de refugiados colombianos, sin afectar los programas regulares de asistencia social puestos en práctica por el Estado venezolano.