Redacción – Un paseo por los centros comerciales y una rápida mirada sobre descuentos y ofertas nos hace reflexionar si no sería más lógico fijar estos precios de ahora durante todo el verano.
¿Pierden en estos días dinero los comerciantes?, ¿venden sus productos a pérdida?, ¿fueron asaltados por una rara filantropía que los lleva a querer favorecer a sus clientes aún perjudicando sus ganancias?. Seguramente no…
Recorriendo cualquiera de las calles comerciales de Mar del Plata, en este caso Güemes pero podría ser cualquier otra, es impactante observar la cantiodad de carteles con descuentos, ofertas, promociones y toda otra forma posible de bajar precios y atraer a los compradores.
Y no son descuentos del 10, 15 ó 20%; nada de eso. Se trata de rebajas del 50, 60 y 70% o la entrega de dos productos idénticos con la compra de uno. Es decir, un reconocimiento más que explícito de la abusiva ganancia con la que estaban marcados hasta que los propietarios de los diferentes negocios tomaron nota de que el verano se iba, las ventas eran casi nulas y los tiempos no están hoy para mantener un stock paralizado hasta el año que viene.
Algún distraído pensará que todas estas ofertas tienen trampa y que en realidad el precio final no se diferenciará demasiado del común en el mercado para ese producto. Es posible; hace mucho que hemos dejado de creer en el sentido común de nuestros comerciantes.
Pero ello no haría más que confirmar que hasta ahora –momento en el que les entra la desesperación– estaban inflados hasta la exageración. Y ahora solo tratan de salvar del naufragio su estúpida especulación, llegando inclusive al paroxismo de rematar la ropa al precio que desee ofertar el comprador, como viene haciendo con «singular éxito» un comerciante de esa misma arteria.
Y la pregunta se impone: ¿por qué no ponen estos precios «de remate» al principio de la temporada y ofrecen al visitante una ciudad accesible, respetuosa y no digna de esa triste fama de abusiva hasta el robo que nos hemos tirado encima de la mano de estas «avivadas»?
El resultado está a la vista; una Mar del Plata «for SALE». Claro que sin gente para aprovechar la oportunidad…