Las elecciones en Capital, Neuquen, Santa Fe, Salta y Mendoza deja un resultado indiscutible: el 70% de los argentinos votaron contra los candidatos oficialistas.
Pocas dudas quedan acerca de la voluntad de cambio de la mayoría de la población, aunque reste saber que ocurrirá en el poderoso distrito bonaerense en el que el justicialismo parece mantener intacto su gigantesco aparato de movilización y además tiene al seguro candidato a presidente. Y quedará por ver si Scioli logra convencer al electorado del país de que él representa algún tipo de cambio o la gente percibe que es tan sólo un mascarón de proa para asegurar la continuidad del kirchnerismo tal cual lo entienden sus más duros cosntructores.
Pero lo cierto es que la voluntad de cambio se va consolidando y todo indica que Mauricio Macri es la figura elegida por la gente para que ello ocurra.
Sólo la debilidad de su propuesta en el mayor distrito del país,donde todo indica que deberá hacer algún tipo de cambio o alianza, abre un margen de duda importante acerca del resultado final en octubre.
En cualquier escenario de ballotage el gobierno pierde. De ello no hay duda a pesar de la vocación kirchnerista por abrazarse a un relato que le será cada vez más difícil en la medida en que corra el tiempo y las PASO en las diferentes provincias. Todo indica que Córdoba será una paliza inolvidable para Cristina y su gente y que la sola mención de algún tipo de acuerdo bonaerense con la gente de Massa los desespera a todos.
Ahora vienen tiempos de discursos, interpretaciones y por supuesto de una agobiante campaña publicitaria del gobierno tratando de plantear un escenario diferente. Pero algo queda claro: la mayoría por el cambio es apabullante y a la gente no se la puede comprar ni con propaganda ni con dinero.
Y eso es tal vez lo único ganado de una década entregada a la demagogia, el populismo y la falta de respeto a la república.
Ocurre que no contaron con la gente…
