La representante y referente de Roberto Lavagna en Mar del Plata quiere aportar a que el electorado escape de la polarización y elija representantes de las necesidades de los trabajadores en el HCD.
Mercedes Morro cree que la polarización es una trampa y propone que el electorado le de valor a su voto «y evite en el Concejo las mayorías automáticas que tanto daño le han hecho a Mar del Plata y al país».
Insiste en la necesidad de mirar los valores de los candidatos y sostiene que «nosotros tenemos una lista de lujo encabezada como concejal por Darío Ocampo, un hombre de números, profesor de historia, director del Centro de Capacitación Profesional de la UTHGRA y que en los momentos más difíciles ha demostrado capacidad y personalidad para superar las tormentas financieras del gremio, priorizando el interés de los trabajadores y manteniendo el funcionamiento pese a las crisis y a la caída de la actividad económica del sector».
«Él entiende las necesidades de los trabajadores» dice, «y es necesario que el HCD tenga mayor representación de los mismos. Aunque parezca mentira soy la única concejal de extracción gremial en una institución que representa al pueblo de una Mar del Plata y Batán que tiene al desempleo como el principal problema».
Morro no oculta su dolor porque «cuestiones de egos personales hicieron naufragar el proyecto de Alternativa Federal» y no anda con vueltas al momento de afirmar que «Si Sergio Massa y Roberto Lavagna hubiesen dejado de lado esas diferencias hoy estaríamos hablando de otra cosa».
«Yo no quiero que nadie me obligue a elegir entre quien nos ha sacado el trabajo, ha perjudicado a los jubilados y ha demostrado que nada le interesan los más humildes o volver al pasado de los bolsos por el aire, los ladrones y la corrupción» afirma. «Quiero ejercer mi derecho a elegir otra cosa distinta» continúa, «y si la gente duda en elegir a un presidente, un gobernador o un intendente, que se reserve el derecho de hacerlo con diputados o concejales que realmente la representen».
Propone un tiempo nuevo en el que el diálogo «entre los empresarios y los trabajadores se edifique sobre la convicción de que para que a uno le vaya bien es necesario que al otro también» y sigue convencida que la política es el instrumento para lograrlo. Y vuelve a rescatar la experiencia de Ocampo en la materia al afirmar que «en las situaciones más difíciles darío supo adecuarse a la realidad y tejer con paciencia los acuerdos necesarios para sostener los derechos de todos»
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