Municipio: desde la provincia exigen ahora un ajuste en serio

RedacciónEl desplazamiento del Secretario de Hacienda y su reemplazo por un hombre de confianza del ministro Lacunza es una clara señal de que Vidal ya no acepta pretextos ni entornos.

Esta vez se trató de algo más que un cambio de funcionarios. Hernán Mourelle , el hombre encargado por el gobierno provincial de poner en caja los números del municipio, no responderá a Carlos Arroyo ni tendrá otro interlocutor que no sea Hernán Lacunza, el poderoso Ministro de Economía de María Eugenia Vidal, quien desde La Plata monitoreará personalmente cada peso que entre y que salga de las arcas locales.

Nadie oculta en el Palacio que apenas terminado el tiempo electoral, y «sin bisturí» agregan, se viene un fuerte ajuste que comenzará con el descabezamiento de la todopoderosa familia del intendente, apoltronada en costosísimos cargos a los que poco y nada aportan, y de otros cuestionados funcionarios a los que desde ya hace mucho el puesto les queda demasiado grande.

Pero todos saben también que recién entonces comenzará la verdadera guerra: recortar al máximo posible una planta de personal con un costo que hace inviable cualquier intento de saneamiento. «Queremos volver, al menos, al tiempo en el que la recaudación alcanzaba para pagar los sueldos» decían por estas horas en La Plata, fijando así la que será la primera etapa a cumplir.

«Este hombre ha dejado a la municipalidad en estado de colapso» repetían las mismas voces, «y será imposible resolver el tema sin poder evitar un enfrentamiento con el gremio».

La drástica disminución de los salarios políticos será sin duda una ayuda, pero todos están de acuerdo de que con ello no alcanza. La idea es dejarle al intendente una dotación mínima para su atención personal -un acotado área de secretaría privada- y homogenizar un gabinete que responda sin chistar a los mandatos de ajuste que se vienen.

En ese sentido es seguro que entre los que dejarán sus cargos estará el radical Alejandro Vicente, muy desgastado por haber sido la espada principal de Arroyo en estos tortuosos dos años, y el de Planeaminto Guillermo  de Paz, aunque en este caso la decisión sería personal y política del propio interesado.

«La intención de Arroyo de premiar a su yerno con un Juzgado de Faltas no va a prosperar» dicen tanto en La Plata como en el Concejo Deliberante. «Basta de becas» repiten para que quede en claro que comienza un nuevo tiempo.

Mientras tanto hay una pregunta que nadie quiere, puede o sabe contestar: ¿es viable encarar la segunda mitad del mandato de Arroyo con un operativo de emergencia como el iniciado en estos días?, o en todo caso ¿qué hacemos con un intendente que insiste en pretender que todo está bien?.

La respuesta la tiene el tiempo…