Olivos sigue de fiesta y como siempre la pagamos todos

RedacciónEl presidente dijo hace unos días que estaba gordo. Y al parecer eso no lo preocupa demasiado ya que ordenó una millonaria compra para convertir la cocina de Olivos en restó de lujo.

«Estoy más hace más gordo porque como nos pasa a muchos de nosotros, la angustia de este tiempo la canalizo comiendo dulces», dijo el presidente Alberto Fernández en ocasión del cierre de campaña del Frente de Todos en Mar del Plata. Lo que omitió contar es que acababa de ordenar una compra de más de dos millones y medio de pesos para convertir la cocina de la residencia de Olivos en un restaurante de lujo y de última generación.

Parece que no solo los dulces y los brindis con Fabiola y sus amigos son su debilidad…

Desde arrocera para sushi a freidoras industriales pasando por el infaltable tostador carlitero, la residencia presidencial adquiere 20 equipos profesionales de gastronomía para readecuar la cocina a las necesidades de un presidente sibarita.

Y aunque ya estamos acostumbrados a que el estado suele pagar tres o cuatro veces más que en el mercado el valor de lo que compra, el punteo de los bienes elegidos supera largamente los dos millones de pesos.

Una multiprocesadora tipo licuadora y otra mixer, una máquina para procesamiento de pastas, un microondas de última generación, una vaporiera arrocera para sushi, una báscula con columna, una lunchonette térmica al estilo restaurante, y un mostrador refrigerado son algunos de los pedidos de nuestro mandatario que, a juzgar por su peso y preferencias, no tiene al hambre como una de sus preocupaciones.

Parece que el hombre que hasta llegar a la presidencia vivía en un departamento prestado, perteneciente a Enrique «Pepe» Albistur, exsecretario de Medios durante la primera gestión K y esposo de Victoria Tolosa Paz que fue ungida, ¿en concepto de alquileres atrasados?, como primera candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires y que recibiera una dura derrota en las PASO, su nueva condición de presidente le disparó un oculto interés por la buena vida, el lujo y los encuentros sociales.

Habrá que ver si cuando deje su inquilinato en Olivos de da el bolsillo para sostener semejante nivel de vida.

Por ahora…buen provecho y a cuidar los triglicéridos.