Pablo Copetti: el hombre al que todos le financiamos el Dakar

Hijo de otro de los recaudadores de Néstor y Cristina, este joven multimillonario financia sus berrinches con dinero del que le falta a la salud, la educación y la seguridad. ¿En qué «Cambiamos»?.

La gente clama inútilmente por justicia; y mientras al gobierno se le va el tiempo y el crédito popular divagando acerca de si es conveniente encarcelar a los corruptos o dejarlos ser candidatos para «asegurar octubre», algunos de los beneficiarios de la mugre que padeció la Argentina durante 12 años se dan el lujo de ostentar con nuestro dinero en sus caprichos y locuras.

El hijo del cajero del FPV, Raúl Copetti, aparece mencionado en la revista Noticias de esta semana por la compra de una propiedad de 2 millones de dólares en Miami y su notable afición por el deporte más caro del mundo: correr en el Dakar con un equipo completo de apoyo para despuntar su vicio arriba de un “Quad”.

Con la firma de Guadalupe Vázquez, Perfil sintetiza una nota que aparece en la revista Noticias, la cual no hace más que reflotar un dato inexplicablemente pasado por alto en la mayoría de los medios nacionales: la participación de Pablo Copetti en el Dakar (lo hace desde el 2009) y la posible sucesión de Patronelli, su afición por las carreras en cuatriciclo y su notable participación en los eventos nacionales e internacionales, que resultan sumamente onerosos para cualquier bolsillo. Esto no despertaría sospechas si, como OPI Santa Cruz decía en el 2010 en una nota titulada “Uno de los hijos más ligeros de Raúl Copetti”, en la cual  se anuncuiaba su participación en el primer Dakar argentino, no lo precedieran datos inquietantes de la forma en que su padre hizo la fortuna y que el propio deportista, sin trabajar, cultivó tantos millones de pesos, comparándose en esta instancia con otros “milagros K” como son los hijos de Lázaro Báez, Rudy Ulloa, el propio Máximo Kirchner y, ¿por qué no?, hasta los de la mismísima Milagros Sala.

Si bien se presenta a sí mismo como “empresario”, nunca se le conoció otra actividad más que la de administrar las inversiones familiares, que sus padres amasaron a pesar de haber sido empleados públicos toda su vida en Santa Cruz (su madre es la ex diputada y ex funcionaria de Educación de la provincia Silvia Esteban). De hecho, los “sponsors” que financian su hobby no son más que las propias empresas familiares, y alguna vez el propio Ministerio de Turismo de Santa Cruz. Será quizá porque, de las seis veces que participó del Dakar, cinco abandonó.

Raúl Copetti, su padre, es conocido como “el tesorero de Kirchner”, quien manejaba las finanzas del Frente para la Victoria.

Su nombre comenzó a resonar cuando salió a la luz que el partido les descontaba –sin aviso previo y en forma compulsiva– un porcentaje de su sueldo a todos los empleados públicos de la provincia para financiar las campañas electorales. Para ese entonces, Raúl y su familia ya llevaban cuatro años instalados en San Martín de los Andes en una mansión con 9 hectáreas de tierra y un valor de 2 millones de dólares. Entre su fortuna se encuentra, además, una estancia de 20.000 hectáreas, emprendimientos inmobiliarios y medios de comunicación locales. En El Calafate había quedado uno de los primeros hoteles de lujo fundados por el kirchnerismo: el Imago, valuado en seis millones de dólares. Quien quedó a cargo de ese emprendimiento es su hijo aficionado a los cuatriciclos, Pablo.

Una historia de corrupción escandalosa que a esta altura ya no puede sorprendernos pero que nos obliga a reiterar una pregunta que, con indisimulada angustia, cierra la garganta de millones de argentinos azorados ante la impunidad de quienes fundieron al país y condenaron a la miseria a toda una generación: ¿qué más hace falta para que vayan presos?.

Mientras el estado encuentra una respuesta, ellos disfrutan de su riqueza...y corren carreras de costo millonario.