«Había periodistas esperando que Argentina perdiera» (Bauzá), «No hablamos más porque inventan cosas»(los jugadores). ¿Nunca entenderán que todo se limita a que juegan muy mal?.
Son buenos jugadores pero componen un equipo horrible, sin alma y sin juego. Tienen toneladas de talento individual pero una torpeza colectiva que parece la habitual en un picado entre amigos.
Pero prefieren buscar siempre culpables para todos sus errores y equivocaciones y, ayudados también por un técnico sin personalidad alguna para conducir un grupo tan importante, abroquelarse en una paranoia que a esta altura ya es preocupante.
Si clasificamos «será por ellos y contra el mundo»; si nos quedamos afuera de Rusia 2018 «será por la prensa, la gente y la envidia».
«Sigo pensando que el equipo defensivamente hizo un partido brillante» dice Edgardo Bauzá y despierta más lástima que enojo. Todos tomamos nota que su único papel en esta historia es el de ser ajado vocero de los caprichos de los cracks. Ellos eligen el plantel, arman el equipo e imponen las condiciones; si hasta para resolver los problemas con la AFA dejan todo en manos del cada vez más «caracúlico» Messi y su relación directa con Marcelo Tinelli.
Brasil juega, gusta, golea, se divierte; Argentina llora, padece, se queja, acusa y rajuña fútbol.
Chicos…¿y si se dedican de una vez por todas a demostrar que son tan buenos como el mundo cree?. Tal vez ha pasado el tiempo de las excusas y llegó el de los logros.
Que al fin y al cabo si funcionan como equipo, ganan algo y meten muchos goles, esos «culpables» de todos sus males van a quedar expuestos. Pero eso si…hay que jugar bien.
¿Pueden?
