POLICÍA BONAERENSE: USAR A LOS RETIRADOS PARA HACER POLÍTICA

La decisión de incorporar personal retirado para realizar tareas de calle supone desconocer el riesgo que correrán efectivos que, tras el tiempo fuera de la fuerza, no tienen hoy la preparación para sumir semejante riesgo.

 

El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, firmó una resolución en la que oficializó la convocatoria de suboficiales de la Policía Bonaerense retirados a cumplir servicio obligatorio para sumar policías a la calle en el marco de la emergencia en seguridad pública.

A través de la Resolución 1737/21 se destalla que resuelve “convocar a prestar servicio obligatorio al personal policial en situación de retiro activo perteneciente al Escalafón Suboficiales y Tropa y se agrega que se “durante el transcurso de la convocatoria, el personal policial percibirá el cien por ciento (100%) de su haber de retiro acordado oportunamente, quedando exceptuado del régimen de incompatibilidad previsional y/o de cualquier norma de carácter similar”.

Las autoridades del Ministerio de Seguridad creen que esta posibilidad de recibir dos salarios y la felicidad de volver al servicio activo serán suficiente aliciente para quienes, en no pocos casos, dejaron la fuerza hace bastante tiempo.

Y aquí viene la duda que a muchos plantea el proyecto: ¿está un hombre de más de cincuenta años, que hace mucho no recibe entrenamiento físico ni operativo en condiciones de salir a combatir una delincuencia cada vez más agresiva y violenta?.

Treinta o más años de servicio en la fuerza policial -sobre todo en los grados escalafonarios abarcados en esta medida- pasan una dura factura psicofísica a los efectivos. Miles de horas de pie, en las peores condiciones climáticas y sometidos a la tensión constante de una actividad de alto riesgo, no pueden pasar sin dejar huella en el cuerpo y la cabeza de quien las padece.

Lo sabe el ministro Berni, que además de funcionario es médico, y lo sabe el gobernador de la provincia que prefiere echar mano a esta improvisación en vez de equipar y remunerar adecuadamente al personal en actividad. Tras el comicio, todo volverá a la «normalidad» de una fuerza abandonada a su suerte y destino.

Una policía mal paga y peor equipada, sometida al estrés permanente de tener que trabajar sin el descanso adecuado -es sabido que todo el personal debe recurrir a los adicionales, llamados horas CORES, para poder hacerse de un ingreso que le permita un pequeño rango de dignidad para él y su familia- utilizada siempre políticamente, maltratada y sujeta a una errática gestión en materia de traslados y sanciones, no puede volver súbitamente a la actividad después de un tiempo de descanso que la sacó de foco y de estado.

Poner a estos hombres en la calle, más allá de la capacidad que cada uno haya demostrado en sus años de actividad, es un grave error que bien puede emparentarse con la irresponsabilidad y la perversión.

No se trata entonces de rechazar sus conocimientos ni su valor; se trata de entender que ante una actividad tan delicada y peligrosa el gobierno provincial debería mostrar más empatía y respeto hacia aquellos que hoy no están en condiciones de dar respuesta a la gravedad del peligro que se les empuja a afrontar.

Una vez más la política, con la peor cara de la demagogia como único fin, demuestra que a la hora de improvisar para conseguir votos ni la vida de los servidores del estado es tenida en cuenta.

Aunque el precio a pagar sea esa misma vida…