¿PORQUÉ NO?

La decisión presidencial acerca del papel de las FFAA en la seguridad disparará un debate traspasado por lo ideológico. Sin embargo la pregunta debe ser…¿porqué no?.

En la Argentina todo se somete a debate, y siempre se encaran las discusiones desde la ideología o desde el lado de la grieta en la que estemos parados. Pareciera imposible, al momento de opinar sobre cualquier tema, comprender los tiempos diferentes, las circunstancias distintas y hasta la urgencia de los problemas a enfrentar.

Sociedades que son ejemplo de democracia y de respeto a los derechos de sus ciudadanos han decidido enfrentar la amenaza del terrorismo y el narcotráfico con toda la estructura disponible en el estado. Y cuentan como parte de ella a sus FFAA que hoy, en países como Francia, Inglaterra o Alemania, son consideradas un eslabón fundamental para combatir este desafío de nuestro tiempo que además suele andar de la mano mucho más allá de lo que la crónica suele rescatar.

Brasil y Colombia, dos gigantes de América del Sur han adoptado una posición similar y México, arrasada por la violencia de los carteles de la droga, ha movilizado a sus militares para dar una lucha en la que ciertamente las policías han sido superadas o infectadas por la corrupción.

Sugestivamente otras naciones, generalmente defendidas por quienes más fuerte gritan en contra de esta posibilidad en la Argentina, utilizan a sus FFAA desembozadamente para sostener la seguridad interior y su propio poder, con métodos similares a los que aplicaban en el país las sucesivas dictaduras que campearon en el S.XX. Pero ese es otro tema…

Hoy las instituciones militares del país, sin hipótesis de conflicto bélico convencional a la vista, vegetan en la inacción sin medios ni objetivos concretos que las mantengan en verdadero alerta. Y mientras esto ocurre las fuerzas de seguridad no dan abasto en el cuidado de nuestras fronteras, convertidas en un verdadero colador por el que ingresan la droga, el contrabando -que produce un interminable goteo destructivo sobre la industria y el comercio- y el terrorismo internacional, tal cual quedó probado en la gestación y concreción de los atentados en la AMIA y en la Embajada de Israel.

No utilizar todos los instrumentos a mano para terminar con esta situación es por tanto suicida. El estado, como expresión jurídica de la sociedad, tiene la responsabilidad de garantizar a todos la mayor dosis de tranquilidad posible y en ese contexto no parece lógico prescindir de los militares para sostener las fronteras y amortiguar los riesgos aquí expuestos.

Tal vez por eso la inmensa mayoría de la población reclama desde hace tiempo esa presencia que ahora el gobierno anuncia y que en nada supone un riesgo para la vigencia de la Constitución y la democracia.

Por eso la pregunta del título que ahora repetimos a modo de disparador es…¿porqué no?.