Preocupación de Macri por posibles conflictos en Mar del Plata

Un posible paro de municipales y la información acerca de disturbios en el puerto con corte de Ruta 11 incluido hacen dudar al presidente acerca del  anunciado «retiro» en Chapadmalal.

Las noticias no son buenas y los antecedentes mucho menos. Todavía está fresco en la memoria del presidente y su gente el mal momento pasado en ocasión de su última visita a la ciudad, cuando su automóvil fue apedreado en el contexto de una protesta a todas luces armada y en la que el gobierno de Arroyo mostró su alarmante impericia para organizar y/o controlar algo tan delicado como una visita de ese nivel.

Y por estas horas los informes que obran en mano de la seguridad presidencial hablan del riesgo de que esas protestas se repitan, ahora organizadas en nombre de la situación terminal del puerto local. Se sabe que se están organizando marchas hacia Chapadmalal, quema de gomas en la zona de fábricas e inclusive un corte de la Ruta 11 a la altura del complejo en el que se levantan los chalets presidenciales.

Lejos del interés de Macri el montar un operativo de seguridad que lo aisle del mundo y muestre la imagen de un mandatario atrincherado y sin contacto con la gente, pero tampoco quiere correrse el riesgo de un bungalow sitiado por las protestas que terminen obligándolo a una «negociación» que no está en sus planes.

A todo esto se suma la posibilidad de que el Sindicato de Trabajadores Municipales, posiblemente aprovechando la repercusión nacional que una medida de fuerza tendría en medio de la presencia presidencia, resuelva en las próximas horas un paro a partir del viernes que pondría otra vez en evidencia las dificultades de Carlos Arroyo para poner la situación en caja.

«¿Nunca van a poder estar en paz los marplatenses?» nos preguntaba anoche un funcionario del riñon macrista, entre molesto y sorprendido por los constantes fragores que se viven en la ciudad. Al mismo tiempo adelantaba que no se descarta por estas horas que pueda haber un cambio de planes de último momento en la agenda del presidente. «Mauricio quiere ir pero van a tener que asegurarnos que no será para pasar otro mal momento» decían no sin preocupación.

¿Alguien puede garantizar que todo estará bajo control?