El principal sospechoso que había del crimen de Lola Chomnalez salió sin esposas y haciendo gestos a la prensa del juzgado de Rocha, en Uruguay. La investigación, otra vez en foja cero.
Tras ocho horas en el juzgado, «no hay nada consistente para apuntar» contra el hombre que la Policía tiene como principal sospechoso del asesinato de la adolescente argentina, Lola Luna Chomnalez. Así lo señaló a El Observador el vocero del Poder Judicial, Raúl Oxandabarat.
De acuerdo al vocero, hubo un careo entre el hombre del identikit y el albañil con el que trabajó en Valizas. Además, también prestó declaración en sede judicial la dueña de la casa en la que ambos trabajadores arreglaron el techo el día en que la adolescente fue asesinada. Pero al hombre del identikit «no se lo puede ubicar en el lugar del crimen», dijo Oxandabarat.
Mientras que este hombre, apodado «Conejo», continuaba declarando en el Juzgado de Rocha, la Policía -mediante el uso de un helicóptero y drones- rastrillaba la zona donde apareció el cuerpo de la adolescente, intentando encontrar la mochila rosada u objetos que la joven llevaba consigo al momento de ser asesinada.
Este jueves la Policía realizó allanamientos en Valizas y Cabo Polonio, y tomaron objetos que fuerion trasladados a Policía Científica para ser analizados, según informaron a El Observador fuentes policiales.
¿Qué pasó en las últimas horas?
El miércoles en la tarde la Policía detuvo en el balneario Cabo Polonio, a 12 kilómetros de Valizas, al hombre del identikit. Cuando lo detuvieron el hombre solo contaba con lo puesto, indicaron a El Observador fuentes policiales.
La madre de «Conejo» prestó declaración ante la Justicia, y al igual que el compañero de trabajo, hicieron declaraciones que ubicaron al sospechoso en la mira de la Policía. Por ejemplo, el albañil señaló que «Conejo» se había ausentado de su lugar de trabajo durante las mismas horas en que ocurrió el homicidio de la joven, según publicó el diario El País.
Por su parte, la madrina de la joven y su pareja presentaron a la jueza fotografías familiares y la cámara con la que fueron sacadas, las cuales, según ellos mismos manifiestan, son pruebas de que no están vinculados con el homicidio.