«No sé si el plan final fue el mismo que me pidieron porque ya no estaba en contacto con Presidencia, pero ya en enero del año anterior me ordenaron evaluar la desaparición del fiscal», dijo.
Algunas de las frases de mayor peso de la declaración del ex espía:
El miedo de Cristina: «No era el acuerdo con Irán lo que preocupaba a Cristina, ya que en todo caso se trataba de una decisión política. Eran los negocios que había detrás de ese acuerdo y que tocaban de cerca a empresas en las que ella, su familia y sus socios tenían intereses inocultables».
La muerte de Nisman: » Un año antes de la muerte del fiscal la Presidente en persona me dijo que «este tema se tiene que terminar». Tras la reunión fui citado por Aníbal Fernández que me dijo como al pasar que «muerto el perro se acabó la rabia» y que «la jefa» no quería problemas y ordenaba una «solución definitiva». Me recordó que yo tenía muchos compromisos con el gobierno y que sabía que siempre me iban a proteger «mientras entienda de que se trata».
«Yo no sé si lo que pasó con Nisman tiene que ver con eso, pero me consta que su desaparición «estaba en agenda» desde un año antes.
Las últimas horas del fiscal: » No es verdad que Nisman trató de comunicarse conmigo en sus últimas horas. El celular a donde dicen las pericias que llamaba ya no estaba en mi poder y él lo sabía. Alguien manipuló ese teléfono para decir que yo no lo atendía. ¿Quién lo tenía?. Habría que preguntarle a Berni…».
El acuerdo con Irán: «La Presidente sabía de las negociaciones paralelas que D’Elía, Esteche y sus amigos estaban llevando a cabo. No estaban relacionadas con la cuestión de fondo sino con negocios paralelos e intermediaciones. Lo que pasa es que sobre el final estos negocios se convirtieron en el centro del interés de todos y por unos millones de dólares aceptaron todas las condiciones que impuso Irán. Cuando en la SIDE nos enteramos fui a verla a Cristina y no quiso recibirme».
¿Fue crimen o suicidio?: «Nisman no se suicidó. Más allá de todo lo que se había inventado estábamos en contacto. En uno de nuestros últimos encuentros personales, cerca de un mes antes de su muerte, le entregué las últimas grabaciones que no dejaban dudas acerca de la denuncia que iba a presentar. No existía duda alguna acerca de la complicidad de Cristina y Timerman con un acuerdo impresentable. El fiscal tenía, para la instancia judicial, muchas más pruebas de las que mostró en los medios. Y esas pruebas, aunque no todas, iban a ser seguramente aportadas ante el Congreso. Nisman sentía que se acercaba su hora más gloriosa y de ninguna manera podía estar pensando en matarse».