TRUMP Y EL «CHE» UN SOLO CORAZÓN

Los amantes de la revolución guevarista rendirán de aquí en más homenaje al nuevo presidente norteamericano. Aquellos ideales de cubano-argentino encarnan hoy en un Trump que los hace propios.

El mundo bipolar en el que Guevara llevaba adelante su lucha reconocía como ícono al Muro de Berlín, aquella oprobiosa construcción que la Unión Soviética había levantado en el corazón de Europa para evitar la fuga de quienes solo pretendían una vida mejor.

Ese muro defendía el «Ché» cuando desde Cuba, Angola o Bolivia peleaba por el triunfo de las «ideas socialistas» que no eran por entonces otra cosa que lo que la URSS decidía. Lo demás, aunque sirva para justificar su cara en alguna remera, no representaba más que alguna tonalidad romántica para maquillar las ideas tras la pared.

Hoy Donald Trump vuelve a renacer en forma de muro, tratando también que quienes buscan una vida mejor no puedan pasar hacia el «paraíso» norteamericano. Medio siglo después otra pared se levanta para que, en nombre de vaya a saber Dios que ideología, los seres humanos vean cercenado su derecho a un mundo superador.

Cuando se dice que capitalismo y comunismo, izquierda y derecha, liberalismo y proteccionismo o la antípoda de pensamiento que usted prefiera se encuentran en el infinito, aquel muro y este muro nos prueban la verdad de esos acertos.

Y Donald Guevara o el Ché Trump son el mejor ejemplo de ello.