¿RICOS O EDUCADOS?

Desde la visión de una ciudad que basa parte de su bienestar en el éxito del turismo, la anulación de los feriados puente es grave. Pero la sociedad en crisis y necesitada de educación lo ve distinto.

Asumamos primero que el turismo es hoy una industria como cualquier otra, generadora de mano de obra, divisas e inversión. Ya no tiene sentido verlo como la expresión del «dolce fare niente» porque si bien la demanda tiene que ver con personas en tal estado, la oferta se construye con miles de otros seres que se preparan para vivir de tener disponibles todos los servicios que aquellos necesitan.

Tal vez por eso la mirada desde la ciudad turística no puede ser la misma que se tiene desde una de características rurales o industriales. Y mucho menos desde una Mar del Plata que tiene en su componente a todas estas expresiones de la producción.

Seguramente el decreto firmado por el presidente traerá un perjuicio para la ciudad turística que somos, pero al mismo tiempo un beneficio al conglomerado humano que la forma. Asegurar a nuestros hijos el mínimo legal de días de clase -algo que dependerá además de la capacidad oficial para resolver definitivamente a la huelga docente como constructora de días de descanso a costo de la calidad de educación – será de una importancia fundamental para tratar de volver a una sociedad instruida, culta y con capacidad para comprender y aprovechar un mundo que decididamente dejará al costado del camino a quienes no tengan el beneficio de una educación integradora.

Por eso el debate no tiene solución en el momento pero si una respuesta a largo plazo acerca de la que no puede caber duda. Afirmándonos en el camino inverso podemos ver que el resultado sería una sociedad eventualmente más rica pero seguramente más bruta.

Y las sociedades embrutecidas no tardan demasiado en volver a la pobreza y la marginación…