Un paro que solo sirve para calentar la pelea política

Por Adrián Freijo ¿Hay motivo para la protesta?, por supuesto que si. ¿El paro tiene que ver con eso?, parcialmente. Detrás del descontento se esconde la especulación política y personal.

Seguramente son pocos los argentinos que por estas horas no están enojados y desencantados con el gobierno de Mauricio Macri. Todos sentimos que las cosas marchan mal y sobre todo que los errores de evaluación y de gestión nos los hacen pagar a nosotros.

Seguramente por esto es que el ciudadano entendería un paro que a todas luces quiera sacudir la modorra de un gobierno que parece no querer o no poder darse cuenta de las dificultades por las que atraviesa la sociedad. Pero duda en acompañar una medida que mezcla en su intención el justo reclamo con internas gremiales y presiones personales de dirigentes que quieren zafar de su comprometida situación judicial mostrando su capacidad de daño.

Argentina es un país de instituciones desprestigiadas y dirigentes moralmente cuestionados. Y mientras esta realidad no cambie es muy difícil dar a cualquier plan de lucha el acompañamiento de la gente que lo convertiría, además de legal, en legítimo. Y todo quedará limitado a un escalón más de la disputa por el poder y la caja.

Por eso no tiene tanta importancia hablar de porcentaje de paro y si lo sería poder conocer el de acompañamiento. Nos cuesta demasiado hacer foco en la realidad cuando muchos de quienes convocaban en nombre de las dificultades de los trabajadores muestran una riqueza obscena que de ninguna forma puede haber sido acuñada por medios lícitos. ¿Pueden en serio suponer que la gente los reconoce como sus dirigentes y los acompaña desde la convicción?.

Lo que parece haber entrado en el terreno de una larga huelga en el país es el sentido común, la honestidad, la solidaridad y la vocación de servicio. Y mientras no vuelvan a ocupar el centro de la escena, todo será un montaje vacío hecho por gente que sabe que nada va a lograr y que además no tiene ningún interés en hacerlo.

Porque al fin y al cabo hace décadas que venimos dando vueltas con los mismos nombres, los mismos problemas y los mismos mecanismos del «hacer como que».

Mientras la Argentina sigue en caída libre y con una decadencia que no hace paro ni se detiene…