¿Qué hacer frente a un posible cierre de la causa?, ¿enfrentar al gobierno al que responde y alejarse del nombramiento de camarista?. ¿Y la presión de Stiuso?, ¿y los reproches de su hija?.
El gobierno quiere que la causa Nisman se cierre cuanto antes y sea caratulada como suicidio. El relanzamiento público del tema a partir de las denuncias de Jorge Lanata que volvieron a ponerlo en el centro de la escena, disparó la urgencia oficial para que todo quede enterrado cuanto antes.
¿Qué hará Arroyo Salgado frente a la alternativa de un cierre de la investigación?. Si apela -lo que debería hacer al menos como representante de sus dos hijas menores- se enfrentará con un gobierno que la llevó de la mano a su juzgado y ahora la seduce con la posibilidad de un ascenso al grado de camarista.
La ambiciosa jueza lo sabe y se debate ahora mismo entre su papel de «viuda», madre y sus intereses personales.
Para completar este panorama se sabe que Arroyo Salgado recibe permanentemente llamadas de Jaime Stiuso, el hoy prófugo ex jefe de operaciones de la ex SIE y muy vinculado a la magistrada, que intenta que la magistrada sea la mediadora de un acercamiento con el poder. Algo a lo que ésta se niega por prudencia.
Pero lo que más la desvela por estas horas es un fuerte enfrentamiento con su hija Lara. La jóven recibió pocas horas antes de la muerte de su padre un mensaje del fiscal que no pudo contestar por orden d su madre; ahora le recrimina que esto pudo acentuar el estado depresivo de Nisman y empujarlo al suicidio.
Porque la grita mayor entre madre e hija es que Lara está convencida de que su padre se suicidó, algo en lo que coincide con su abuela Sara Garfunkel. Y cree que detrás de la insistencia de Arroyo Salgado en el homicidio se esconde una especulación económica.
La jueza está en su laberinto; fueron muchas las torpezas cometidas antes y después de la trágica jornada de la muerte de Alberto Nisman y ahora no sabe como resolver la cuestión.
Tarde o temprano iba a ocurrir…