CONFIRMAN QUE SE SUICIDÓ EL FISCAL ALBERTO NISMAN

El fiscal a cargo del caso AMIA fue encontrado sin vida en su departamento de Puerto Madero. Berni y el jefe de la Policía Federal están en el lugar.

El juez que entiende en la causa confirmó en la madrugada de hoy que el fiscal fue hallado sin vida en su departamento.

El cuerpo fue encontrado en el baño. Hoy debía presentar ante el Congreso las pruebas sobre el presunto pacto del Gobierno para exonerar a los iraníes acusados. Parte de la documentación fue hallada sobre su escritorio

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Sergio Berni llega al edificio en el que habitaba el fiscal

Desde el Gobierno hablan de un «posible suicidio». El miércoles había denunciado a la Presidente, el canciller Timerman, el diputado Andrés Larroque y los piqueteros D´Elía y Esteche.

En medio de la polémica por el acuerdo con Irán, que fue rechazado por la comunidad judía y por los diputados de la oposición, el fiscal especial de la causa AMIA, Alberto Nisman, recibió un correo electrónico en el que le pedían que se retire de la causa en 24 horas. Le advirtieron que si no lo hacía, sus hijas sufrirían las consecuencias.

El asunto es dramático porque muchos no creerán en la hipótesis del suicidio ya que la Administración Cristina se encontraba muy mal parada en todo el asunto. Luego, en la presión enorme que recibió contra Nisman durante las últimas horas de éste.

Los nombres que usted escuchará en los próximos días

Fernando Gonzalo Pocino es un prominente integrante de los servicios de inteligencia, muy allegado a los K vía Nilda Garré, quien en su momento fue influyente, y a quien acercó al general César Milani.

Pocino es el agente predilecto de La Cámpora, y llevó adelante una guerra doméstica contra Jaime Stile o Antonio Horacio Stiusso (más conocido como Jaime Stiusso), a quien derrotó.

Marcaron la relación de la Secretaría de Inteligencia con los Kirchner, mucho más que Héctor Icazuriaga o Francisco Larcher. Mientras Stiusso era jefe de Operaciones, Pocino era jefe de Contrainteligencia, y tuvieron etapas de intensa sociedad y luego de abierta competencia por el control del presupuesto, la influencia sobre el Poder Ejecutivo y todas las actividades lucrativas que permite lo turbio.

De pronto, cuando parecía que había alcanzado el control de la Secretaría de Inteligencia, a Pocino le ocurre lo peor que puede sucederle a un espía: llegar a los medios de comunicación, y con escándalo.

Él autorizó o no desautorizó o no impidió las actividades de un subordinado suyo que fue el nexo, según Alberto Nisman, en la relación sórdida con Irán.

La declaración que daría Nisman ante el Congreso lo iba a tener como eje y centro de la maniobra criminal que apuntaba directamente a la cúpula del poder en la Argentina.

Carlos Pagni en setiembre de 2011 en La Nación había afirmado que “Fernando Pocino desde 2003 se ufana de ser el hombre de Cristina Kirchner en la estructura profesional de la SI. La conoció por el ex vocero Miguel Núñez, cuando ella era senadora y él espiaba en el Congreso”.

Y sobre su llegada al entorno de Nilda Garré, recuerda: “Garré le debe a Pocino haber conocido al general César Milani, que llegó a la subjefatura del Ejército después de comandar el área de Inteligencia. Milani y Pocino montaron una buena sociedad.

A ellos se les atribuyen las listas de militares acusados de «portación de apellido» sobre las que Garré realizó sus purgas en las Fuerzas Armadas”.

Por último rememora: “Pocino acompañó a su madrina a Seguridad, donde su primera prestación fue informar sobre las tomas del parque Indoamericano”.

Fernando Pocino supone el eje de esta trágica historia y son muchas las explicaciones que deberá dar.

Fernando Pocino supone el eje de esta trágica historia y son muchas las explicaciones que deberá dar.

La web Tribuna de Periodistas afirmó sobre Pocino:

«(…) Se trata de un personaje que se hizo célebre por espiar a políticos y periodistas a pedido gubernamental, apelando siempre a métodos ilícitos de seguimiento y hackeo de correos electrónicos. Su rostro fue revelado por diario Perfil en enero de 2007 mientras veraneaba en Cariló, al tiempo que se reveló que se trataba del hombre que impulsó una campaña sucia contra el director de ese medio, Jorge Fontevecchia. Según Perfil, Pocino además es autor de célebres campañas difamatorias: «Contra Elisa Carrió, cuando se acusó de lavado de dinero al candidato a legislador por el ARI, Enrique Olivera. También Pocino habría estado a cargo de sacar a la luz, el legajo del diputado Juan José Álvarez, sobre su paso como empleado de la SIDE entre 1981 y 1984, en el momento que apoyó a una eventual candidatura de Lavagna.» (…)».

Fernando Pocino fue el artífice de las operaciones contra Aníbal Fernández, tanto cuando fue ministro del Interior como Jefe del Gabinete de Ministros. Pocino comenzó la guerra contra Fernández cuando le atribuyó liderar un sistema de inteligencia paralelo o propio, en especial desde la Policía de Seguridad Aeroportuaria, que competía (y desplazaba, por momentos) a la Secretaría de Inteligencia.

Más tarde Pocino libró una guerra santa contra Anibal F. porque le acusó de querer desplazar a Nilda Garré del Ministerio de Defensa, lo que provocaría el seguro relevo de César Milani, el aliado de Pocino y Garré.

Nisman, a quien el Gobierno liga con Stiusso, pidió que se impida la salida del espía del país y le solicitó al flamante jefe de la ex SIDE, Oscar Parrilli, que lo releve del secreto para revelar su nombre.

Según conversaciones grabadas con el supuesto agente iraní Jorge Alejando Khalil, alias «Yussuf», que oficiaba de enlace, el espía argentino tenía acceso directo al entorno presidencial.

Por ejemplo: «Te cuento que la doctora está con gripe y con una fiebre de la puta madre. Así que está con un quilombo de la puta madre, a ver si mañana arranca para hablar. Si va a hablar, va a hablar de última. Después de las cuatro o cinco», dijo acerca de un acto que se llevó a cabo el 25/05/2013, según Capiello.

Y cuando la Presidenta se tuvo que operar sorpresivamente en octubre de ese año y nada se sabía públicamente, el agente comentó al mensajero iraní: «Tiene un coágulo, ¿viste? Casi seguro que la operan. Ella se da cuenta el sábado cuando empezó a hacer gimnasia. Le empezó a picar. ¿Viste cuando se te duerme la mano, que te da picazón? ¡Y pensaron que era del corazón y salieron cagando! Bueno, de allí le hacen todo un estudio dentro del sistema médico de la quinta, le meten el anticoagulante, que eso es muy bueno, eso no siguió el daño, ¿entendés? Ya está internada hace una hora y media».

El agente camporista, según Nisman, incluso le ofreció a Khalil cargos en la Aduana y en el Ministerio del Interior y Transporte para gente de la comunidad chiita.

Para Nisman, el plan de encubrimiento e impunidad se gestó hacia septiembre de 2012, y agentes de la ex SIDE hoy SI, ya elaboraban la pista falsa para desviar la causa.

Para el fiscal, el único objetivo de Irán en las negociaciones con la Argentina consistía en que cayeran las circulares rojas de pedidos de captura que había en Interpol, y el memo era un instrumento para hacerlo. Tras el pacto, sostiene Nisman, el agente camporista les dijo a los iraníes: «Tranquilos, ya ganamos. Es decir, ganamos una partida. Yo te dije, vos no me tenías fe». Para el fiscal, esa frase revela que ambos compartían el mismo «objetivo criminal».

Nisman sostiene que más tarde, como Interpol comunicó que no levantaría esas circulares, los iraníes se enojaron con Timerman y perdieron interés en ratificar el memorándum de entendimiento.