Uruguay: a horas del ballotaje los candidatos cerraron sus campañas

Con discursos que apelaron a la emoción y a agradecer el apoyo a sus militantes, los candidatos Tabaré Vázquez y Luis Lacalle Pou cerraron anoche sus campañas.

En el caso del candidato frenteamplista, su cierre de campaña coincidió con el 25 aniversario de su primer triunfo electoral: el 27 de noviembre de 1989 Vázquez era electo intendente de Montevideo.

El presidenciable se mostró emocionado y recordó aquel día cuando «con mucho miedo y mucha timidez» se acercó a un balcón de la calle Cuareim y por primera vez dijo: «Festejen uruguayos, festejen».

Vázquez aprovechó para agradecer el respaldo que le dio la ciudadanía en las diferentes campañas; también agradeció a su compañero de fórmula, Raúl Sendic, al que calificó de «amigo». En su último mensaje, repasó los logros de su gobierno y dijo que los que no entienden por qué el Frente Amplio sigue siendo la primera fuerza política no entienden «la clave del progreso registrado en el país». Señaló que si bien se avanzó, todavía queda pobreza y su desafío es terminar con ella.

Al final de la oratoria, subieron al estrado la esposa de Vázquez, María Auxiliadora Delgado, sus hijos y nietos, al grito de «¡Uruguay, Uruguay!».

Lacalle Pou

Tal como había prometido a sus habitantes, Luis Lacalle Pou recorrió ayer de tarde el barrio Kennedy, de Maldonado, antes de terminar la campaña para el balotaje en la ciudad de San Carlos. Lo hizo justamente una hora antes de subir-se por última vez a un escena-rio como candidato presidencial. Había anunciado que iría hace dos semanas, pero decidió postergarlo. En aquel momento el homicidio de la adolescente Yamila Rodríguez era muy reciente.

Lacalle Pou cerró su campaña con un discurso sincero. Aunque reveló que todavía sueña con ser presidente, dio algunas pistas de cómo piensa trabajar si le toca estar «del otro lado del mostrador».

Consciente de sus escasas chances de ser electo presidente, sincero ante esa realidad y con una notoria serenidad, Lacalle ofreció, en su último discurso como candidato, una primera aproximación a cómo se imagina los próximos cinco años en un rol que no fue para el que trabajó en los últimos 22 meses. Desarrolló sus principales ideas en torno a la libertad, la educación, la seguridad y la bonanza económica. Habló de incluir a los adolescentes que no tienen contención familiar para no lamentar después. Dijo que su «mayor desvelo» era lograr una «educación pública de calidad».

Dijo que estos casi dos años de campaña fueron un «ejercicio humano» de aprendizajes y de «vínculos, más que cuantitativos, de calidad». Fueron 22 meses, dijo, «de preparación, en aciertos y errores». «Lo importante es aprender. Siento una enorme serenidad y una alegría mucho más grande que yo», aseguró.

Para él, la unión con Larrañaga y el apoyo formal del Partido Colorado fueron dos «hitos» de su campaña. Cuando mencionó a su compañero de fórmula le pidió que se acercara, «para la foto», y se abrazaron. «Además, vamos a tener que estar siempre así, por el bien del país», señaló, y la gente lo aplaudió entusiasmada.

Terminó hablando de su «ilusión», y confesó que sigue soñando con el 1° de marzo de 2020, el último día del próximo gobierno. Entonces, con los ojos brillosos, la sonrisa desafiante y la voz tomada, levantó el puño. Ese día, aventuró, no se pondrá «nervioso», sino que abrirá su mano hacia el viento y dejará «que el poder fluya».