Vacuna rusa: Ni ellos mismos se la quieren poner

Yuri Varlámov, un profesor moscovita que pertenece al sindicato «Uchítel», sostiene que «mientras no hayan ultimado las pruebas clínicas la vacuna no puede administrarse a la fuerza»

El sindicato de profesores ruso «Uchítel» ha hecho un llamamiento a los afiliados a través de su página web para que rechacen vacunarse con el nuevo fármaco Spútnik V, creado por el Centro de Investigación Nacional de Epidemiología y Microbiología Gamaléi de Moscú, por «razones de seguridad». En el comunicado, se alerta de que la vacuna rusa no puede ser obligatoria para nadie hasta que no se hayan superado todas las fases de la experimentación clínica.

En declaraciones al canal estadounidense CNN, Yuri Varlámov, un profesor moscovita que pertenece al sindicato, sostiene que «mientras no hayan ultimado las pruebas clínicas la vacuna no puede administrarse a la fuerza». De hecho, por ahora, está siendo voluntaria, aunque al personal médico se le aconseja inocularse el medicamento sin pérdida de tiempo.

La vicepresidenta de «Uchítel», Marina Balúyeva, reconoce que el sindicato no ha recibido todavía quejas de profesores a los que les estén presionando para que se vacunen con la Spútnik V. Sin embargo, asegura que la experiencia con otras vacunas, por ejemplo contra la gripe, indica que en cada escuela es la dirección la que decide si vacunar o no y, si se opta por administrar el fármaco a todo el profesorado, no queda otra salida que obedecer o exponerse a sanciones e incluso al despido. Balúyeva cree que «la vacuna se ha desarrollado con una velocidad excesiva y ello hace que surjan temores».

La semana pasada, la publicación digital rusa Rabota.ru publicó un sondeo efectuado en Rusia que indica que el 58% de los encuestados no están dispuestos a vacunarse, un 25% si lo harán, pero una vez que el medicamento esté definitivamente homologado y un 16% se pondrán la vacuna sólo en el caso de que le obliguen en su centro de trabajo. Una encuesta anterior del Centro de Estudios de la Opinión Pública (VTsIOM) aseguraba que el 52% de los rusos recelan de la vacuna.

El pasado 1 de septiembre, los centros educativos rusos comenzaron el curso de forma presencial. Salvo para los niños de enseñanza primaria, la mascarilla será obligatoria en las aulas. No habrá limitaciones de aforo, pero sí se procurará escalonar los horarios para evitar que alumnos de distintos cursos coincidan durante la jornada. Las autoridades, sin embargo, no han ordenado todavía nada en relación con la vacuna.

Según el estudio realizado de las fases primera y segunda de los ensayos clínicos de la Spútnik V, publicado por la revista británica The Lancet, el fármaco ruso es «seguro», no ha provocado incidentes adversos entre los voluntarios a los que le fue inoculado y crea respuesta inmune. La certificación oficial de la vacuna rusa tuvo lugar el pasado 11 de agosto sin que finalizasen todas las pruebas clínicas, cuya tercera etapa está teniendo lugar en el momento actual.