Vidal: anuncios, fuegos artificiales y poco de lo que hace falta

Por Adrián FreijoLos anuncios de la gobernadora en el contexto de «Mar del Plata, te hace feliz» tuvieron cosas buenas, otras ciertamente malas y nada de la cuestión de fondo.

La gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, anunció beneficios para la Temporada Mar del Plata 2018, entre los cuales destaca la participación del Banco Provincia y algunos agentes del sector privado.

Sin embargo, pese a que las medidas seguramente impulsarán un mayor flujo de visitantes -sobre todo del sector de clase media que suele poblar estas playas en los últimos años- muchas de ellas fueron sobrevaluadas por la mandataria o, para decirlo con la mayor claridad posible, presentadas en forma engañosa.

Y por supuesto, como ocurre desde 1978 cuando el entonces gobernador de facto Ibérico Manuel Saint Jean despojó a la ciudad de jurisdicciones y puntos de la coparticipación, la cuestión de fondo estuvo ausente de la cuestión.

Y mucho menos otras cuestiones proactivas que la dirigencia política local debería comenzar a reclamar con la seriedad de una cuestión de estado. Mar del Plata invierte una parte importante de sus ingresos en preparar y mantener una ciudad para dos millones de personas que la visitan cada año; y eso no es gratis.

De nuestro presupuesto salen los asfaltos, la iluminación pública, la higiene urbana, el servicio de cloacas y agua potable, el mantenimiento de parques, plazas y paseos y todo lo que tiene que ver con el equipamiento urbano. Y todo ello queda sumamente degradado tras cada temporada.

¿Porqué Mar del Plata no tiene los beneficios fiscales de «zona turística» que tienen otros lugares del país e inclusive de la provincia?.

¿Qué reparación recibe por semejante inversión?.

Es posible que la gobernadora no haya tenido esto en cuenta, como seguramente tampoco el efecto negativo que sus playas públicas con equipamiento gratuito tendrá sobre los concesionarios privados. Conversábamos por estas horas con algunos de los que tendrán a pocos metros las nuevas instalaciones provinciales y realmente estaban angustiados ante lo que es, lisa y llanamente, una competencia desleal por parte del estado.

Sobre todo cuando el refulado de arena está ausente, la presión fiscal y laboral supera el 70% de los ingresos ideales de un balneario y la nueva modalidad achicará fuertemente la demanda del público.

Entiéndase bien, no se trata de castigar una iniciativa que brinde mejores servicios al turista y lo haga en forma gratuita. Se trata de recordar que ello afecta a terceros y que el gobierno provincial debió tener en cuenta, al menos, a los emprendedores que se encuentran en un radio de cercanía, a los que bien pudo ofrecerse al menos una ayuda fiscal.

Si la Argentina sigue afectando todo el tiempo la inversión privada -sobre todo de pequeños y medianos comerciantes- el país no abandonará jamás su camino de decadencia. Porque es ese sector el que genera empleo y eficiencia. Las playas gratuitas de Vidal serán pagadas por todos los bonaerenses con sus impuestos, sin importar lo que cuesten o que cumplan o no con los servicios prometidos; algo que un concesionario tradicional no puede hacer.

 

Los demás anuncios sobre descuentos en el sector de la gastronomía, la hotelería y el espectáculo serán seguramente de utilidad, aunque los márgenes fijados por el Banco provincia no sean «para tirar manteca al techo». Pero sirven, empujan…ayudan.

No es fácil «escupir el asado» como el Viejo Vizcacha. Pero para este periodista es preferible caer antipático que acompañar aquellas cosas sobre las que existan algunas dudas que nadie quiere contestar…porque nadie se atreve a preguntar.

De hecho muchos de los que hoy aplauden los mega recitales gratuitos ocupaban sus bancas y tribunas para criticarlos duramente cuando el que los organizaba era Daniel Scioli. ¿Porqué lo que era malo ayer tendría que ser bueno hoy?.

Ojalá la nueva composición de Concejo que asume en diciembre comience a trabajar sobre un pliego de demandas de fondo que plantee la devolución de fondos coparticipables, un programa de fomento que contemple el costo general de la presentación de la ciudad y un tratamiento fiscal que realmente sirva para fomentar la actividad turística.

Si así se hiciese tal vez haya llegado el momento de dejar de esperar que desde La Plata, y bajo cualquier signo político, sigan resolviendo que es lo que más nos conviene.