Pocos avances se han logrado en la investigación de la causa por los cuatro crímenes cometidos en los que aparece una modalidad mafiosa que preocupa.
La investigación de los cuatro crímenes ocurridos durante la madrugada del martes en una casa del Monte Terrabusi sigue adelante, aunque la Justicia y la policía no lograron avances significativos en la búsqueda de los autores.
La fiscal Andrea Gómez aguarda los resultados de las autopsias a los cadáveres de Pedro Corvalán (50), su hijo Guillermo Covalán (24) y su sobrino Juan Carlos Giles (30) para determinar cómo se produjo el triple homicidio.
Además, la investigadora también espera conocer los detalles del crimen de Claudio Granadino (26), el pariente de las víctimas que también fue asesinado en la misma madrugada, pero en otro sector del sur de la ciudad.
En tanto crecen firmemente las sospechas sobre la comisión de los crímenes en el marco de un ajuste de cuentas vinculado a la venta de drogas. De esa forma, casi que se desecharían las demás hipótesis que contemplaban la posibilidad de que los ataques hubieran sido consumados como venganza por infidelidad de una de las víctimas.
Conforme trascendió, los investigadores continúan esforzándose por conseguir información sobre el comportamiento de los Corvalán y de sus familiares asesinados, quienes tenían diversos antecedentes delictivos. Pero el temor a represalias hace que quienes podrían aportar información guarden hasta ahora silencio.
Esta actitud hace sospechar a la policía que «allá afuera deben seguir trabajando miembros de la banda y la gente lo sabe porque los conoce».
También preocupa a los pesquisas cierta lentitud de la justicia al momento de disponer medidas judiciales. «Ayer nos pasamos mirándonos las caras, a la espera de alguna orden de allanamiento que nos permitiese buscar pistas en los pocos lugares que hemos detectado en los que esta gente podría haber desarrollado parte de su actividad delictiva», dijo una alta fuente de la investigación policial.
En ese marco aguardan que la Justicia ordene diversas diligencias para esclarecer los casos que, si bien ocurrieron en distintos lugares y momentos, estarían vinculados directamente por tratarse de cuatro miembros de la misma familia.
Las cuatro muertes
Claudio Granadino fue apuñalado en una pierna cerca de las 2 del martes en las inmediaciones de Mario Bravo y Talcahuano, por dos hombres que tras atacarlo huyeron en una motocicleta. El joven murió minutos después en la sala de primeros auxilios del barrio El Martillo, como consecuencia de la lesión que le afectó la arteria femoral.
Más tarde, después de las 6, el sobrino de la abuela de Granadino, Pedro Corvalán, fue asesinado a balazos en su casa del Monte Terrabusi. Durante el ataque, cometido por al menos dos hombres, también murieron su hijo Guillermo Corvalán, y su sobrino Juan Carlos Giles, mientras que su actual concubina y su hijo de cuatro años salieron ilesos.
De acuerdo con los datos que dio la fiscal Gómez, no se descarta que los autores de los cuatro crímenes sean los mismos, y se investiga si están vinculados a la venta de drogas en el sur de la ciudad. Cabe destacar que, entre las ropas de Granadino, la policía encontró un envoltorio con una sustancia de color blanco que sería cocaína (se ordenó que sea examinada en un laboratorio y aún no trascendieron los resultados).
Vale agregar también que al momento de su muerte, Corvalán padre se encontraba recuperándose de una herida de bala sufrida la semana pasada, durante un violento enfrentamiento ocurrido en el mismo barrio. Su hijo y su sobrino, por su parte, tenían antecedentes por robo y comercialización de estupefacientes. Por esas razones, los investigadores consideran que los hechos están directamente relacionados con el negocio de la venta de drogas.