A los 67 años murió el actor Carlos «Carlín» Calvo

El actor, muy querido en todo el ámbito del espectáculo y que supo ser ídolo de una generación, luchaba desde hace 20 años contra las consecuencias de un ACV que se reiteró una década después.

 

Carlín Calvo fue internado en un centro de alta complejidad hace casi un mes, pero finalmente murió en la madrugada de este viernes. La noticia la confirmó su amigo Javier Faroni con un tweet en donde lo despidió. «Fuiste todo lo importante en mi vida … me enseñaste de chico a ser quien soy. Nunca pensé que este momento llegaría pero fui feliz teniéndote a mi lado amigo !! Te amo con todo mi alma !! Descansa en paz Caaaarlloossss», escribió Faroni.

Cabe recordar que la salud del actor se fue deteriorando tras sufrir dos ACV. El primero fue en 1999 y, luego de pasar varios días internado en el Instituto Argentino del Diágnóstico, viajó a Cuba para realizar una fuerte rehabilitación. A su regreso, volvió a la televisión con El Hacker.

Calvo, Carlín para todos, nació el 21 de febrero de 1953 y creció en la localidad bonaerense de San Antonio de Padua. En esas calles fue construyendo una personalidad tan fuerte como seductora, mezcla de barrio y astucia. En cuarto grado en la escuela preparaban la obra La Cenicienta, y cuando hubo que elegir al príncipe las maestras no dudaron en quién era el indicado. Pero Carlín no solo se hacía notar en los actos, también en la vida escolar. Simpático pero indomable, lo expulsaron de siete colegios secundarios. A los 17 decidió incursionar en el escenario más que por vocación para realizar algo que le salía de forma natural: vincularse con el sexo femenino. Sin embargo, algunos papeles mínimos en programas de Canal 7 y 9 le hicieron descubrir que el mundo del espectáculo era lo suyo. Comenzó a estudiar en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático y tomó clases con reconocidos maestros como Augusto Fernández, Lito Cruz, Elsa Berenguer Agustín Alezzo. En esa época además militaba en la Juventud Comunista. «Íbamos a las peñas, me bancaba cada cosa para tratar de enganchar minas… Hasta que me cansé de tantas empanadas y zambas, y dejé mi carrera política para correr mujeres en otros ámbitos más divertidos…”, recordaba.