Anibal enfrenta a los intendentes y sus fuerzas imaginarias

El 80% de los intendentes del FPV expresaron su apoyo a la candidatura de Julián Dominguez. Sin embargo Anibal Fernández se impondría cómodamente. ¿La gente se sublevó a los caciques?.

Son muy pocos los intendentes bonaerenses que por estas horas expresan apoyo a la fórmula que encabeza Anibal Fernández. El acompañamiento a Julián Dominguez y Fernando Espinosa pareciera superar el 80% de los alcaldes y se hace así muy difícil entender que todas las encuestas hables de un triunfo del discutido funcionario por un márgen tan extenso como al parecer indescontable.

¿Serán los independientes los que van a votar por Aníbal?. Por cierto que no; es en esa franja en la que cosecha más rechazos y estos son de tanta solidez que ni siquiera cabe la posiblilidad de un «arrepentimiento masivo».

Es tal la magnitud de ese rechazo que en las cercanía de Scioli se aterran de solo pensar en tener que compartir boleta con el quilmeño.

¿Qué ocurre entonces?. Muy sencillo, los intendentes peronistas ya no retienen, salvo en escasas circunstancias, el poder de liderazgo que supieron tener.

La nueva forma de hacer política los ha alejado de la gente. No era lo mismo subirse a un escenario frente a militantes enfervorizados que hacerlo ante los que han sido alquilados tan sólo para hacer número.

No es lo mismo entusiasmar a su comunidad en una gesta política que comprarla con planes sociales y bolsas de comida.

No es lo mismo ser un líder que trabajar de ello.

Y Aníbal, viejo zorro del peronismo más profundo, lo sabe y se florea con sus provocaciones, chicanas y frases chispeantes. Sabe que a ese electorado humillado a billetazos sus supuestos «benefactores» le despiertan más rechazos que adhesiones. Y lo aprovecha.

Y vaya si le va bien; en agosto puede convertirse en candidato y retiene muchas posibilidades de ser gobernador en octubre.

Salvo, claro está, que la «jefa» le pida un paso al costado antes para evitar que su mala imagen termine beneficiando a Maria Eugenia Vidal, la que necesita esperar que todos sus competidores se queden sin nafta para poder ganar.

Y si ese pedido llega, seguramente deberá venir acompañado de algo que sea lo suficientemente importante como para convencerlo.

Que en última instancia, Aníbal es un buen peronista y sabe que primero están los intereses personales, después los cargos y luego los amigos.

O algo así…