Uruguay dio el puntapié inicial con el Plan Ceibal y Argentina siguió sus pasos con el Conectar Igualdad. Operatorias similares, grandes inversiones y utilizaciones políticas muy distintas
El 18 de abril de 2007, el Gobierno uruguayo inició el Plan Ceibal, un proyecto socioeducativo creado por decreto «con el fin de realizar estudios, evaluaciones y acciones, necesarios para proporcionar un computador portátil a cada niño en edad escolar y a cada maestro de la escuela pública, así como también capacitar a los docentes en el uso de dicha herramienta, y promover la elaboración de propuestas educativas acordes con las mismas».
Sus resultados concretos están aún en fase de análisis y son motivo de debate en Uruguay, particularmente durante el 2013, con el estudio independiente realizado por la Universidad de la República que señala que el plan ha tenido impacto nulo en matemáticas y lectura.
En Argentina, Cristina Fernández copió el proyecto en 2010 con Conectar Igualdad, con el objetivo de “recuperar y valorizar la educación pública, con el fin de reducir las brechas digital, educativa”.
Si bien se reconoce que el programa logró atenuar la brecha digital al poner por primera vez una computadora en muchos hogares, los cuestionamientos sobre el escaso impacto pedagógico del sistema son crecientes y aún no hay un plan educativo que prevea integrar las computadoras al sistema de enseñanza.
Hasta aquí podría parecer que casi no hay diferencias, salvo la fecha de inicio de implementación entre ambos planes, aún con sus aciertos y falencias, pero sí la hay: el uso político de ambos proyectos por parte de los gobiernos nacionales respectivos. Al parecer, la página web de cada uno de los planes, lo define a la perfección.
Y no hace falta mucho estudio, un par de imágenes valen más que mil palabras. Mientras la portada del Plan Ceibal refiere a incumbencias educativas su similar de Plan Conectar Igualdad es una burda propaganda política personal de Diego Bossio, titular de la ANSES