Arroyo y el riesgo de confundir el interés con un apoyo político

Escribe Adrián FreijoEl intendente coquetea ahora con el gobierno nacional y parece no comprender que en Balcarce 50 lo ven como un circunstancial aliado en la sorda lucha con Vidal.

“Le planteé a Peña la necesidad de que la Provincia libere los fondos de Nación”, dijo Carlos Arroyo a poco de terminar la reunión de intendentes con el Jefe de Gabinete de Mauricio Macri. Sin quererlo, o con una dosis de ingenuidad preocupante, el jefe comunal descargaba una vez más en María Eugenia Vidal la velada sospecha de retener dineros girados desde el poder central con destino a Mar del Plata.

Estas palabras, sumadas a una semana de alta tensión por la manera en la que había afirmado no haber hecho ningún aporte a la campaña electoral de 2015, poniendo en evidencia otro caso de aportes truchos de los que llueven en forma de denuncia y amenaza sobre la administración provincial, lo muestran en una posición inequívoca: cada vez más lejos de la gobernadora y ahora, pese a los anteriores «ninguneos» que llegaron al colmo de atenderlo en una pizzería, nuevamente merodeando las cercanías del entorno presidencial.

En el gobierno bonaerense no tienen dudas: no dijo por error que no había puesto un peso en la campaña de Cambiemos, sino que lo hizo con “intencionalidad política”.

El ministro de Asuntos Públicos bonaerense, Federico Suárez acotó por estas horas que imaginaba “que responde más a algunas diferencias políticas, que son obvias y todo el mundo las sabe”.

“Me parece que hay muchos casos en que eso ha pasado, con gente que hace una mirada política de esto y una oportunidad política de esto, pero me parece que tenemos que ser serios”, agregó el funcionario.

¿Oportunidad política?…¿es qué en las cercanías de Vidal ya descuentan al jefe comunal como un opositor?. ¿O es qué por esos despachos ya se ha asumido que las relaciones con el macrismo puro marchan irremediablemente por caminos bifurcados?.

No seamos ingenuos…en la ciudad de las diagonales no hay un funcionario que no diga por lo bajo que la cuestión del financiamiento ilegal de la campaña es «un cadáver que a María Eugenia le tiraron desde la Casa Rosada para marcarle la cancha».

Sea lo que fuese sería inteligente que Arroyo no se dejase arrastrar en esos juegos de poder. La buena relación con La Plata es y será en adelante la clave fundamental para las soluciones de fondo que la ciudad necesita; y además con esa jurisdicción se transitan caminos mucho más institucionales, de esos que no suelen quedar a expensas de los buenos o malos humores de quienes gobiernan.

Si tan solo por un instante supone que en la CABA lo consideran como un aliado deseable es porque ha perdido peligrosamente contacto con la realidad. Allí tienen planes para el futuro local y en ninguno de ellos figura el nombre de su nuevo «aliado». Pero parece que Zorro Uno no lo puede ver, no lo sabe ver y no lo quiere ver.

Es en este punto que se hace más grave lo evidente: Arroyo vive rodeado de asesores que lo utilizan para sus mezquinas rencillas personales, sus odios pretéritos que requieren el poder del otro para convertirse en venganza y sobre todo un grupo muy mediocre de aprendices que solo tienen lealtad a ellos mismos. Algo que deja fuera del radar del intendente a aquellos que, aún sin ser lumbreras de la política, tienen desde el afecto personal el único objetivo de cuidarle las espaldas. Todo un clásico en la historia del poder en la Argentina…

Prestarse a los tortuosos manejos de Marcos Peña, Durán Barba y el propio Macri demuestran una errada evaluación de la realidad y lo ponen en una situación de precariedad aún mayor que la que ha jalonada su cuestionada administración.

¿O es qué no tomó nota del lejano lugar que le asignaron para la foto oficial, junto a otro desplazado en la consideración de Cambiemos como Miguel Ángel Lunghi, intendente de Tandil y casi fuera de cuadro?. ¿En serio cree que todo esto es casual?.

Ahora, a su eterna pirotecnia verbal, le suma actitudes concretas propias de un principiante o un caprichoso.

Que solo tendrán como premio alguna foto aislada, una palmada de soslayo o algún pesito de esos que se terminan cuando el «socio» ya no es necesario.

Creerse un engranaje importante en la disputa de dos pesos pesados como el presidente y la gobernadora es un error de evaluación de esos que en política se pagan muy caros.

Y seguramente una demostración casi infantil de soberbia….