La autopsia del sargento de policía Walter Barrera confirmó que los delincuentes le dispararon con un arma de grueso calibre desde más de dos metros.
La autopsia del sargento de policía Walter Barrera confirmó que los delincuentes le dispararon con un arma de grueso calibre desde más de dos metros y desestimó científicamente las versiones que circulaban en las que figuraba una ejecución con el arma apoyada en la cabeza.
Según el médico forense Osvaldo Peñiñori, Barrera recibió dos disparos: uno en el glúteo con orificio de salida en su muslo y otro que le impactó en la parte frontal izquierda de su cabeza, sin orificio de salida.
Este último disparo fue el que según los peritos tuvo un efecto mortal. El proyectil prácticamente destruido y sin utilidad para realizar pericias científicas, quedó alojado en la nuca del policía ocasionando su muerte cerebral.
Para el fiscal que investiga el crimen, Juan Pablo Lódola, el arma utilizada por los delincuentes sería de calibre 357. Tanto el calibre del arma, como la distancia desde donde los delincuentes dispararon, concuerda con el testimonio del comerciante asaltado, quien le dijo al fiscal que “los delincuentes portaban un arma calibre 357 y que le dispararon a Waltar Barrera desde la vereda hacia la mitad de la calle, a unos dos metros de distancia”.
Se aguarda un testimonio fundamental
Una persona que estaba a punto de abrir su taller en la zona de Avenida Peralta Ramos y Tripulantes del Fournier resultó herido durante el tiroteo.
Según explicó el fiscal todo indicaría que la bala que impactó en el muslo de la víctima y le comprometió ambos testículos habría sido disparada por los delincuentes durante su huida.
La víctima se encuentra todavía internada y aún no le pudieron tomar declaración testimonial.