Blanco: «se agrandaron tus hazañas con las copas de ginebra»

Por Adrián Freijo – El Secretario de Salud parece disfrutar su creciente fama de «malevo», aunque para ello tenga que seguir pecando de mala educación y abuso constante de su cuotita de poder.

Alguien decía sabiamente que había que darle una cuota de poder a una persona para saber como era realmente. Y son tantos los casos que han servido para corroborar el acerto que el que nos ocupa hoy, referido al Secretario de Salud Gustavo Blanco, no es más que otra perla en un mar de mediocridades y lugares oscuros del corazón que salen a la luz apenas un mediocre, uno más, llega a su casa con una tarjetita que dice que es «algo».

Porque ser «alguien»…es otra cosa.

Desde el mismo día en que se incorporó a la administración municipal, y sobre todo tras convertirse en uno más de los centenares de políticos que rumbean hacia el Hotel Hermitage a recibir la bendición de Don Florencio y salen convencidos que el pícaro coruñés los ha ungido con el óleo de los elegidos, el pueblerino galeno se subió a un caballo que le quedaba grande y comenzó a repartir mandobles por doquier, esgrimir antecedentes profesionales que solo él parecía conocer y a dividir el mundo en una escatológica retahíla de réprobos y elegidos que por supuesto -y como es también una constante en su jefe- iba cambiando de protagonistas con el vértigo de una montaña rusa a la que se le ha salido la única chaveta que la mantenía pegada al riel.

Este miércoles, un grupo de vecinos de la zona sur de Mar del Plata realizó una protesta en la puerta del centro de salud de Playa Serena para manifestar su apoyo Luisa Sendra, que llevaba 14 años en el cargo. ¿El motivo de su desplazamiento?…osó decirle al chusco Dr. House del subdesarrollo que era una falta de respeto a la gente que los médicos que atendían en el lugar debieran discontinuar los turnos otorgados para salir a cumplir el rol de emergentólogos en las flamantes y despobladas ambulancias que a Blanco le gusta ver circular para hacer ver que se hace…lo que en realidad no se hace.

Suficiente para que la eficiente funcionaria, de esas que saben honrar el cargo que detentan y el sueldo que le pagamos, fuese eyectada por la espada flamígera de esta rara mezcla de Favaloro y Karadagián que por obra y gracia de Zorro Uno tenemos que soportar.

Y será entonces hasta la próxima Cruzada, el siguiente enojo, la nueva etapa de la Batalla Perpetua…o hasta que a alguien se le ocurra preguntarse seriamente si este buen señor, además de gritar, amenazar y peroratear, tiene alguna otra virtud o conocimiento que justifique su continuidad en un cargo que a todas luces le queda grande.

Y tal vez ese día quienes se preocupan por la salud de los habitantes de este partido puedan trabajar en paz.