Muchas especulaciones se tejen por estas horas con respecto a la acusación del fiscal Nisman acerca de una confabulación criminal que involucra a la Presidente.
El llamado a indagatoria de la Presidenta (y su consecuente embargo) se cocinó a fuego lento. El primer antecedente fue en agosto de 2013 en Nueva York cuando Alberto Nisman viajó allí para un foro internacional y compartió un encuentro con referentes de la comunidad judía estadounidense, varios de ellos con poder en Wall Street y en la política de Washington. Allí un abogado de uno de los más importantes buffets de Manhattan le señaló al fiscal de la causa AMIA que el referéndum firmado por el Gobierno era la antesala para una imputación a Cristina Kirchner por presunto encubrimiento.
El abogado detalló todas las fallas visibles en el memorándum firmado con el gobierno iraní, desde la nula mención o referencia al código penal argentino (que es el que rige el caso) hasta la inexistencia del término “indagatoria” para con los sospechosos de la voladura. El texto sólo hablaba de responder un “cuestionario”.
La frutilla del postre era la predicción de que la Fiscalía de Teherán nunca levantaría una acusación firmada contra Nisman hace años y apenas el fiscal pisara suelo iraní corría riesgo de ser detenido por las autoridades locales.
Varios de los hombres que tratan con Nisman tienen intereses en la puja del país contra los Holdouts en los tribunales de Nueva York. Dato a tener en cuenta, especialmente ahora que el Gobierno está preparando su réplica.
Fueron los mismos señalamientos que llegaron a Héctor Timerman, encargado de la firma del memorándum. El canciller tal vez no le haya dado la importancia debida. Nisman hace años que viaja por todo el mundo brindando testimonio de su investigación en la causa AMIA y sus principales patrocinadores son los mismos que le recomendaron avanzar contra Cristina Kirchner.
El secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, vinculó la decisión de Nisman a la salida de Antonio Stiussso de la SIDE. Si bien existía cierta afinidad entre el fiscal y el jefe de operaciones de la SIDE, hace tiempo que Nisman sólo decidió manejarse con los servicios secretos de Israel y Alemania, de hecho siempre desconfió de los espías locales.
Los cambios de la SIDE que más afectan a Nisman son los que en las últimas semanas se han generado en las oficinas de enlace con el extranjero. La purga que lleva adelante Oscar Parrilli (que en la última semana duplicó la cantidad de custodios) tocó un nervio que tal vez era menos importante en apariencia de lo que terminó siendo en la realidad.
Ahora la decisión es de María Servini de Cubría, que es la jueza de feria a cargo de tramitar el pedido. El destino ha ubicado a Servini siempre en el momento indicado a la hora señalada: en 2013 en pleno estallido por la reforma judicial fue la primera jueza que firmó un amparo contra la elección de los representantes del Consejo de la Magistratura. Ahora, en un momento muy similar, le cae este expediente. Hace dos años fue directamente a verlo a Ricardo Lorenzetti. En febrero el caso le tocará a Ariel Lijo quien junto a Julián Ercolini son las espadas del presidente de la Corte en Comodoro Py. Las próximas horas son decisivas y Lorenzetti está volviendo de Rafaela. Las vacaciones terminaron.