Los viajes en avión de Francisco son imperdibles. Pareciera que la cercanía del cielo lo inspira a hablar libremente de todos los temas. Y vaya si lo hizo…
«Nunca doy algo por perdido. No sé si se puede hablar con Estado Islámico, pero nunca cierro la puerta.Mi puerta siempre está abierta», afirmó el papa Francisco hoy, al llegar a Roma.
En realidad, lo dijo en vuelo cerca de Roma, en diálogo con periodistas, tras su breve estancia en Estrasburgo. En medio del viaje, el Papa aceptó hablar de varios temas, los casos pedofilia en el seno de la Iglesia, en particular el caso de Granada, la amenaza del terrorismo, un próximo viaje a Francia, la juventud y hasta de su pasado como arzobispo de Buenos Aires.
En relación al terrorismo, alertó sobre la existencia de «otra amenaza». «Existe un terrorismo de Estado», sostuvo de regreso, tras la invitación por el Consejo de Europa. Y explicó: «Cuando las cosas salen, cuando la violencia ocurre, el Estado se siente en el deber de masacrar a los terroristas, y así a menudo ataca también a quien es inocente».
El Papa precisó así que «el terrorismo es una realidad y también una amenaza. Y también la esclavitud es una realidad inserta en el mundo de hoy. El trabajo esclavo, la trata de personas, el comercio de niños. Es un drama, no cerremos los ojos».
Y en relación a la amenaza específica del terrorismo, fue categórico al regresar sobre una afirmación, aquella por la que es necesario «frenar al agresor».
«Esto es justo con el consenso internacional -observó-. Ningún país tiene por sí solo el derecho de frenar al agresor», remarcó.
En otra pregunta, fue consultado acerca de sus inclinaciones políticas. «Esto es reduccionismo! Así me siento en una colección de insectos, un insecto socialdemócrata!», dijo en clave risueña, sobre la referencia a ciertos discursos.
«No, no suelo calificarme de una u otra forma. Lo que digo viene del Evangelio, del que deriva la doctrina social de la Iglesia. En las cosas sociales o políticas no estoy separado de la doctrina social, que viene del Evangelio», dijo el argentino Jorge Mario Bergoglio.
Sobre una posible visita a Francia, el papa Francisco dijo que se trata de un viaje que «no está todavía programado».
«Hay que ir a París y además hay una propuesta para ir a Lourdes. Pedí también una ciudad donde no haya estado antes ningún Papa, pero todavía no lo hemos definido», dijo. Como suele ocurrir en los mensajes del Pontífice, los jóvenes
estuvieron en su interés.
«Noté en el diálogo con los jóvenes políticos que ellos hablan una música distinta. No tienen miedo de salir de sus representaciones, sin traicionarlas, para dialogar», dijo.
Para Francisco, «debemos admirarlo. Tenemos necesidad de ello, Europa tienen necesidad de ello».
En otro tramo de la charla, Francisco aceptó hablar de la polémica desatada en torno a Granada, con otro capítulo sobre denuncias de curas abusadores de niños.
«Recibí la noticia de los abusos y llamé a la persona y le dije: ‘mañana vas a ver al obispo’. Luego, le dije al obispo: ‘comienzas rápido las investigaciones'», contó Francisco, acerca del caso de los tres sacerdotes arrestados por abusos sexuales sobre un menor.
El Pontífice aseguró que «es un gran dolor, pero no debemos esconder la verdad».
Sobre el final, Bergoglio fue invitado a revelar qué siente en su corazón cuando viaja, si al arzobispo de Buenos Aires que fue, o al obispo de Roma que hoy es.
«Mi memoria es la de arzobispo de Buenos Aires, pero esto no existe más. Ahora soy obispo de Roma. Europa me preocupa como obispo de Roma», dijo.
Tras su regreso de Estrasburgo, en tanto, se conoció la gratitud del comisario para los derechos humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, a raíz de la intervención del Papa.
«Agradecí el discurso del Papa, en particular la atención que puso sobre los temas de pobreza e inmigración. No puedo más que acordar con él cuando puso el acento en la importancia de la dignidad humana y la necesidad de poner a los derechos humanos antes que cualquier otra consideración, incuso las económicas», dijo Muiznieks. (ANSA)