Crímenes en la Zona Roja: ¿las autoridades nos creen estúpidos?

Por Adrián FreijoAsesinatos, tiroteos, venta de drogas y sexo. Todo sabido y todo a la vista de la gente. Mientras tanto la justicia, la policía y el municipio miran hacia el costado. La vieja sociedad.

Hace décadas la sociedad entre poder y delito es un clásico en la Argentina. Como una cascada de agua podrida, desde lo más alto del poder hasta el estamento más bajo, el estado nacional demuestra sin empacho que es parte de una asociación ilícita destinada a delinquir para enriquecer a sus miembros pero también para poner de rodillas a una sociedad que poco a poco se va acostumbrando al mal olor y aprende a vivir con él.

La prostitución, ligada ahora indefectiblemente a la venta de drogas, ha sido históricamente uno de los vehículos preferidos de esa conspiración. Explotando las peores bajezas humanas, y amparándose en un supuesto derecho a la intimidad que ha evitado por décadas que pueda meterse la mano a fondo en esa versión moderna de la peor esclavitud, vuelve ahora a aparecer en toda su magnitud de la mano de la nueva modalidad sexual y también en materia de narcomenudeo: el travestismo.

Desde hace meses la zona lindante con Avda. Champagnat y Rivadavia es testigo de tiroteos, crímenes, guerra entre bandas narco y todo bajo la «atenta» mirada de la policía, algunos de cuyos miembros también se han visto involucrados en estas reyertas entre proveedores de droga sin que nunca se aclare lo suficiente si esa participación es a título individual o una versión moderna y organizada de lo que antes se llamaba «los poli-fiolos» y hoy podría ser bautizado como «los poli-narcos».

¿Pero alguien puede creer que se trate de un negocio organizado por la policía en soledad?. Es un absurdo siquiera pensarlo…

Ante tanta profusión de violencia y frente a la indisimulada ostentación que en esa zona de la ciudad se hace de prostitución y narcotráfico, los ciudadanos tenemos derecho a preguntarnos acerca de la inacción de la justicia y el poder político.

Y a esa pregunta tienen obligación de dar respuesta los fiscales -con el Dr. Fernández Garello a la cabeza, los jueces y por supuesto las autoridades del Ministerio de Seguridad de la Provincia  tan propensas al autobombo, a los discursos grandilocuentes y a las presentaciones cinematográficas de medio que aparentemente no sirven ni para perseguir a diez travestis y el propio intendente local Carlos «Zorro Uno» Arroyo.

¿Qué hacen para frenar esta violencia?, ¿no se han enterado de lo que allí pasa?, ¿quién es el responsable y encargado de dar el puntapié inicial para terminar con un estado de cosas que toda la ciudad sabe y ustedes parecen ignorar?.

El silencio nos habilita a sospechar que, como siempre ha ocurrido desde el retorno de la democracia hasta ahora, poder judicial, poder político, policía y actores de la prostitución y narcotráfico suponen una «Honorable Sociedad» formada al margen de la ley y a espaldas de la gente.

Lo que en realidad… todos damos por cierto.