Cuando la salud es de todos los argentinos

(Escribe Adrián Freijo)Una vez más la Presidente afronta problemas de salud y una vez más su entorno hace de la cuestión un misterio que nada aporta a la tranquilidad general.

Pocas veces un presidente argentino ha tenido tantas dificultades con la salud como Cristina Kirchner.  Desde que está en el poder pasó en dos ocasiones por el quirófano (tiroides en el 2012 y hematoma craneal en el 2013). Sus visitas a los médicos tienen mayor frecuencia, por motivos reales, que la de cualquier otra mujer de su edad (61 años).

Y sin embargo tampoco se registran demasiados antecedentes en los que la información haya sido tan escasa y arrevesada.

La salud de un jefe de Estado es de interés público  y no entender eso es lo mismo que escribir partes médicos para que no los comprenda ni la propia paciente. “Bacteriemia”, “sigmoiditis” o “bursitis del troncante izquierdo” son un buen ejemplo de lo que digo.

Máxime cuando se trata de un país que ya ha sido conmovido en su momento por la muerte del esposo de la mandataria acerca de cuya salud también existían fuertes trascendidos que lamentablemente fueron confirmados por los hechos.

Más allá de cualquier simpatía política cualquier ser humano que se precie de tal debe desear que esta o cualquier otro mandatario pueda superar cualquier contingencia de salud ya que de ello no dependen tan sólo sus circunstancias sino las de millones de personas que dependen de sus decisiones.

Y es en este punto –su responsabilidad social- que el hombre público debe entender que encriptar la realidad es algo que excede su derecho a la privacidad y actúa contra la tranquilidad general, abriendo la puerta a todo tipo de especulaciones.

Quiera la inteligencia que así lo entienda la Presidente, sus colaboradores y médicos para que todos sepamos lo que está pasando y no quedemos una vez más a expensas de opinadotes e inescrupulosos.

O de Amado Boudou…que es casi lo mismo.