Cuando los pañales sucios se plantean como alternativa a la crisis energética

Los sectores del reciclado y las energías alternativas han evolucionado de una forma muy rápida a lo largo de los últimos años. Sin embargo, el constante desarrollo de nuevas aplicaciones en estos ámbitos parece que nunca dejará de sorprendernos. Al menos, eso fue lo que pensamos al leer en la bitácora «Un Blog Verde» que dos empresas estudiaban construir en el Reino Unido una planta en la que reciclar pañales, a la vez que producían electricidad.

En la actualidad, es habitual obtener energía eléctrica de gases como el metano procedente de los excrementos generados en las explotaciones ganaderas. La idea de la empresa británica Versus Energy y la canadiense Knowaste pretendía lograr lo mismo a partir de pañales infantiles y productos de incontinencia para adultos o de higiene femenina. Una idea nada descabellada si tenemos en cuenta que cada bebé emplea una media de cinco pañales al día, lo que se traduce en más de 1.800 cada año.

El funcionamiento de la planta es sencillo. En primer lugar, se rompen los pañales. La parte que contiene materia orgánica, y que apenas supone el 2% del total, se emplea en generar la electricidad que alimenta el complejo y un excedente que se vierte en la red eléctrica, mientras que el resto de fibras y plásticos se separarán para, una vez esterilizados, convertirse en productos como pulpa de papel o tejas.

Esta novedosa instalación de reciclado, ubicada en West Bromwich, comenzó a funcionar a finales de 2009 y, según publicaba el blog «Compromiso RSE» en aquel momento, se esperaba que pudiera procesar medio millón de toneladas de residuos y evitar la emisión de 110.000 toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera cada año.

Aunque la experiencia fue todo un éxito, paradójicamente, esta planta experimental fue cerrada hace un año. Las pruebas habían resultado tan positivas, que sus promotores decidieron trasladarla a unas instalaciones mucho más grandes con el fin de aumentar su capacidad