Los sacerdotes, que en muchos casos trabajan en la recuperación de adictos, advirtieron que «las drogas no dan libertad sino que esclavizan» y estimaron que la despenalización instalará la idea social de que los estupefacientes «no hacen tanto daño»
Los curas de las villas porteñas rechazaron en una carta dirigida a la presidenta Cristina Fernández el proyecto oficialista de despenalizar el consumo de estupefacientes y advirtieron que “las drogas no dan libertad sino que esclavizan”.
La misiva fue entregada la primera mandataria el 1º de septiembre para agradecer la firma del convenio para la atención de adictos en las villas de emergencias, pero fue difundida hoy a raíz de las consultas motivadas por la opinión de “habilitar el consumo de todo” que expresó el coordinador de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), Juan Carlos Molina.
“Desde nuestra mirada las drogas no dan libertad sino que esclavizan. La despenalización a nuestro parecer influiría hoy en el imaginario social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño», sostuvieron y precisaron: «Antes de discutir la posible sanción de esta ley es mejor trabajar las representaciones sociales del problema a fin de generar cambios en la sociedad, y poblar el territorio con los dispositivos adecuados».
La carta de los sacerdotes de la Pastoral de las Villas de Emergencia lleva la firma de varios que trabaja en la recuperación de adictos en los asentamientos, entre ellos del presbítero Lorenzo “Toto” De Vedia, de la Villa 21-24 del barrio porteño de Barracas.
Los curas villeros se preguntaron en la misiva “qué mueve a los que postulan la despenalización de la tenencia para el consumo personal: si dicen lo que dicen, ¿por qué llegan a esa afirmación. ¿Cuál es el motivo existencial que desencadena ese pedido?” y aseguraron que “es en esta pregunta en donde puede darse el encuentro. Entendemos entonces, que se busca no criminalizar al adicto, derivando el tema al ámbito de la salud».
Asimismo, explicaron su trabajo diario con «los chicos y chicas consumidores de paco y otras sustancias», que «han hecho explotar la marginalidad, y nos la enrostra, dejando ver un tejido social que se ha roto».
«Por otro lado nos preguntamos: ¿cómo decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación de que es legal la tenencia y el consumo personal? Nos parece que al no haber una política de educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y operativa, se aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que dañan a las personas”, sostuvieron.
Los curas villeros afirmaron que “la experiencia de acompañar a jóvenes en el camino de recuperación y reinserción social nos ha permitido escuchar el testimonio de muchos que han empezado consumiendo un pequeña cantidad de sustancias para uso ‘recreativo’ y de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aún».