ECONOMÍA Y REPRESIÓN

La historia indica que los gobiernos argentinos, pletóricos de megalomanía autoestima, suelen convertir a la gente en «enemiga» cuando ésta tiene la osadía de comenzar a darle la espalda.

Cuando la lógica avisa que el error está en suponer la eternidad de los romances sociales, nuestros mandatarios creen que el ciudadano es injustamente impaciente cuando a lo largo de más de una década sólo se le han reiterado promesas, mentida dato e involucrado en aventuras acerca de las que además jamás se le pregunta.

Y es entonces cuando aparece la represión como única respuesta a los crecientes reclamos sociales.

El economista Gabriel Rubinstein, quien anticipó la crisis del 2001, advirtió que el Gobierno aplica cada vez más «medidas económicas represivas», mientras que también lo criticó por «manipulación de datos».

Entrevistado por NA, el especialista fustigó: «Es obvio que las medidas del Gobierno son cada vez más represivas».

Ejemplificó que «a los importadores se les dice que no les van a dar dólares» y argumentó que por ese motivo sube la demanda del contado con liquidación.

«Hay importadores que no tienen acceso al mercado oficial», alertó, y señaló que por ello «hay empresas que están empezando a contrabandear porque no les dan los dólares».

Consideró que el país vive «una especie de economía de guerra» y alertó que hay «una pésima performance».

Y si tenemos en cuenta que lo que sostiene es, palabras más palabras menos, lo que el 75% de los argentinos percibimos, queda claro que lo que viene no puede ser muy difícil de comprender: o el gobierno acepta la realidad y actúa en consecuencia o cada vez será más necesaria la represión para acallar el descontento de la gente.

Como en 1988, 2001…y siempre.